Opinión

¿Remunicipalización o privatización?

Por Otto Granados

Todo parece indicar que le llegó la hora al gobierno municipal de tomar una decisión acerca del futuro en el manejo del servicio del agua en Aguascalientes


Todo parece indicar que le llegó la hora al gobierno municipal de tomar una decisión acerca del futuro en el manejo del servicio del agua en Aguascalientes, y todo parece indicar, también, que está vacilante y tal vez temeroso, acerca de cuál es la mejor manera de hacerlo.

Pongamos las cosas de manera sencilla; el municipio tendrá que decidir entre dos sopas, o elige un sistema muy eficiente, transparente, que funcione, o elige una solución burocrática, opaca, ineficiente, pensada en complacer a la galería en función de las elecciones del año próximo, no hay más.

La primera puede tener costos políticos, pero será la mejor y más sabia desde el punto de vista social y para la sustentabilidad ambiental del Estado. La segunda, puede tener dividendos electorales a corto plazo, pero puede llevar a la crisis hídrica y ambiental de la ciudad más grave de toda su historia, en el mediano y en el largo plazo.

Vayamos por partes, con ánimo de contribuir a una decisión informada y correcta, la primera pregunta es muy simple; ¿ha funcionado o no la cooperación privada en estos 30 años? Los datos duros del INEGI, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, de la Comisión Nacional del Agua, del Instituto Mexicano de Competitividad y de otras instituciones, indican que la concesión ha producido mejoría sustantivas en diversas variables, la cobertura es hoy en la ciudad de Aguascalientes de 99.5% y antes de la concesionaria de 65%. El 93.7 de los hogares cuenta con suministro del vital líquido, en contraste con la media nacional de 73%. El porcentaje de viviendas con disponibilidad de agua entubada alcanzó 99% y Coneval coloca a Aguascalientes, como el primer estado con mayor cobertura de agua potable a nivel nacional. Según las mismas fuentes, el consumo promedio de agua de los usuarios, se volvió más racional en este tiempo y debido a la mayor utilización de agua tratada, el volumen suministrado de agua potable se ha reducido en 10 millones de metros cúbicos anuales, no obstante, que el padrón de usuarios creció de 107 mil que eran en 1993, a más de 260 mil en la actualidad.

 La conclusión es que por donde quiera que se vea, Aguascalientes tiene un sistema de agua y de provisión del servicio de agua, mucho mejor y más sostenible que el de hace tres décadas.

La segunda pregunta, y seamos honestos con ella, ¿quién opera mejor, una compañía privada eficiente o una burocracia municipal ineficiente? Partamos de la siguiente evidencia, en México y en América Latina los gobiernos en sus tres niveles, han sido pésimos gestores de empresas y de servicios públicos, y la historia es categórica al respecto, todas las empresas públicas en nuestro país, llámese Pemex, la CFE y otras, han sido un rotundo fracaso, en materia de agua, en cambio, en los países más exitosos e incluyentes, la operación privada ha resultado la mejor opción, por ejemplo, en Inglaterra, todo el sistema de agua es privado, en Francia y en España la mayoría, en Atenas, Grecia, la compañía que sirve a 4.4 millones de personas, es privada, en Estados Unidos hay 15 empresas en todo el país y una de las más grandes opera para 14 millones de personas, en 46 de los 50 estados, en Asia son seis las principales empresas de agua, y así sucesivamente en otros países. Por lo tanto, si el municipio quiere reemplazar a Veolia porque le tiene miedo a la reacción política o simplemente porque quiere cambiar, pues tiene al menos 25 alternativas más, entre ellas algunas de las mejores del mundo, si Aguascalientes quiere ser de clase mundial, entonces merece un operador competitivo y de clase mundial, y eso no se consigue desde luego remunicipalizando, con lo que se volvería a los mismos viejos vicios del pasado o a los que hoy padecen muchos otros municipios en México, como falta de financiamiento, falta de mantenimiento, mala calidad del agua o cortes del servicio, como ya sucede en Monterrey y en la Ciudad de México.

La tercera pregunta, es también relativamente simple y es la siguiente; ¿una decisión de tal importancia es materia de una consulta o de una encuesta? Pues esto sería tan pertinente, como si un doctor le pregunta a su paciente, cómo quiere que le abra el corazón, o que el piloto le pregunte al pasaje por dónde quiere que vuele, por el Polo Norte o por el Polo Sur, o que el Fisco le pregunte al contribuyente si quiere pagar impuestos o no, las respuestas en todos los casos son obvias.

Finalmente, lo más importante es tener clarísimo que Aguascalientes es uno de los 15 estados del país que padece un grave estrés hídrico y se ubica en un nivel de riesgo extremadamente alto, el cuarto estado a nivel nacional. Por lo tanto, cualquier decisión debe partir de que el criterio superior es la conservación y la sostenibilidad del agua a largo plazo, y en ese sentido la decisión que se tome, comprometerá en un sentido o en otro el futuro de la ciudad. Confiemos en que desde un punto de vista social, moral y técnico prevalezca un elevado sentido de responsabilidad, informada, transparente y pensada para el bien de todos.