México será testigo de la operación más descarada y escandalosa que haya visto en su historia para capturar y secuestrar al poder judicial. Es decir, para manipular la impartición de justicia, que es uno de los pilares centrales que el ciudadano tiene para defender sus intereses ante la ley y conviene analizar tanto sus orígenes como las consecuencias que tendrá para todos.
Durante el gobierno de López Obrador, muchas de sus pésimas decisiones en muy distintas materias fueron neutralizadas gracias a que hubo jueces que detuvieron a tiempo sus atropellos. El entonces presidente reaccionó como lo hacía siempre con todos aquellos que osaban contradecir sus dictados, es decir, con toda la agresividad posible.
Lo resumió muy bien en estos días Ernesto Cedillo, señalando que Obrador no solo cuestionó al margen de los procedimientos legales, los fallos de los jueces, magistrados y ministros, cuando las opiniones o sentencias no grande y sagrado, sino que también calumnió e insultó a la institución y a miembros de la judicatura en lo individual.
Es decir, la venganza, el abuso y el control han sido las raíces de la mal llamada reforma judicial que han promovido tanto él como la actual presidenta con el fin de que todos los integrantes de la judicatura federal y los juzgadores de 19 entidades sean removidos y sustituidos por personas supuestamente electas por voto supuestamente popular. La verdad es que tales comicios, son un fraude, no solo en su justificación, sino también en su ejecución.
Por un lado, ha sido el Gobierno Federal y en muchos casos los gobiernos estatales, los que han decidido a la mayoría de los candidatos sin asegurarse de que sean realmente personas que reúnen las calificaciones profesionales y éticas para impartir justicia, sino más bien la condiciones que sean sus cómplices, sus empleados y obedezcan sus órdenes si es que llegan a la posición de juzgadores.
Peor todavía es el hecho ya bastante documentado de que hay varias docenas de candidatos a jueces o magistrados que fueron determinados por el crimen organizado. De suerte que usted ya puede imaginarse qué clase de justicia van a impartir y en favor de quiénes.
Pero por otro lado, solo a nivel federal, cada ciudadano tendrá que elegir si es que llega a ir a votar entre 3422 candidatos posibles con seis boletas distintas en las que vienen solo números y nombres de candidatos que son un galimatías que absolutamente nadie conoce. Entre ellos, por ejemplo, una mujer que plagió el trabajo de otro, es decir, se robó el trabajo de otro para hacer su tesis profesional y hoy quiere reelegirse como ministra de la Suprema Corte.
Bueno, casos como este hay muchos más. Y es probable que también haya gente buena, pero es imposible saber quiénes son entre miles y miles que nadie conoce, pero además si algunos salen buenos y eso no le agrada a los gobernantes, también quieren crear una guillotina para sacarlos cuando así lo decida. Por último, las consecuencias.
Si de esta mal llamada reforma judicial sale finalmente algo, lo que ocurrirá es que cuando usted acuda a un juzgado a reclamar una pensión alimenticia, a quejarse de la violencia o del robo que alguien cometió en su contra, a pedir justicia contra un atropello que haya sufrido en su persona, su familia o su patrimonio, la decisión no dependerá de la ley ni de la justicia, sino de la corrupción de los compromisos políticos, de los intereses de esos jueces o de sus padrinos.
Así de grave es esta mal llamada reforma judicial. Como lo dijo también Cedillo en estos días, "Este procedimiento de elección corre el riesgo de reproducirse en los poderes judiciales estatales porque los juzgadores que salgan de esta farsa deberán su lugar a sus patrones políticos que los incluyeron en las listas electorales." Así como a otros promotores cuestionables que bien podrían ser delincuentes que financian y apoyan sus campañas.
Estas son las razones por las cuales apenas, creo yo, irá un 2% o 3% de los ciudadanos a votar y será un fracaso en toda regla. Yo por lo pronto no iré a votar en esta farsa gigantesca y les recomiendo a todas y todos que no pierdan el tiempo en ella.