Todo México sigue en el tema de la sobrerrepresentación, en concreto, en la aplicación e interpretación del artículo 54 de nuestra Carta Magna. Algunos quieren aplicar la literalidad solamente en una parte. La literalidad se aplica en todo, pero esta es un método de sencillez, y lo están confundiendo de manera muy interesada.
Digámoslo con ejemplos, si tú le dices a tu hijo “ve y prende el cuarto” y, al regresar el niño, el cuarto está en llamas, pues fue y lo prendió. O la pareja que le dice uno a otro “me gustaría que fueses espontáneo”, pues al pedírselo ya no hay espontaneidad, es decir, la literalidad es leer la letra, pero la terminación “dad” significa la calidad de la letra. Es decir, ¿qué significado le das a cada una de las palabras para no generar confusiones? Las confusiones se generan cuando hay un intento consciente o inconsciente de manipulación. Alguien ha salido a los medios y ha dicho “aplicaremos el artículo 54 constitucional de manera literal”, pero por desgracia este argumento se da en una conversación cotidiana de la literalidad, desde el momento en que cada persona, cada uno de los hablantes, de los interlocutores válidos, tienen una valoración diferente a una misma palabra, y esto se deriva de las experiencias de la vida cotidiana, del impulso del mundo de la vida. Por eso es muy importante que hoy en día, las y los consejeros del Instituto Nacional Electoral del Consejo General y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en su momento procesal, hagan un esfuerzo muy importante para no dejarse llevar por las palabras que se oyen o que están simplemente señaladas en un pacto que tiene que ser interpretado. Es decir, hay que ir más allá de la palabra, aclarar con la mejor intención posible que dicen las palabras y qué dicen al estar unidas una con la otra.
Todo el mundo conversamos y eso nos ha llevado a un estado de falta de entendimiento cuando no hacemos la interpretación de las palabras. Cuando se nos agotan las palabras, empezamos a decir “pásame aquellito”, se nos agotó el lenguaje. En el centro de los seres humanos está la palabra y esta se va desenvolviendo a partir de los entendimientos.
¿La palabra te permite leer el pensamiento de la otra persona (de tu interlocutor)?¿O te permite que la palabra vaya acompañada del discurso corporal para precisar a tu interlocutor lo que estás diciendo?
En este caso, hay que interpretar el pacto constitucional que las y los mexicanos nos hemos dado y para eso el derecho ha generado interpretaciones y métodos específicos. En el caso de la materia electoral debe interpretarse de manera gramática, sistemática y funcional, es decir, agotar todas las posibilidades para que la interpretación adquiera el más amplio de los conceptos.
Ganar una elección de manera contundente, que todo mundo ha aceptado, no tiene ninguna connotación para que sea un argumento de que las y los mexicanos dieron todo. Por lo tanto, ¿la interpretación literal es la que pidieron los mexicanos? No, porque vivimos un Estado democrático de derecho hasta este momento. Esperemos no perderlo.