La creciente presencia de cocodrilos en lagunas, canales y zonas habitacionales de Tampico, Ciudad Madero y Altamira mantiene en alerta a autoridades y población. Años de falta de control efectivo han provocado que la especie se reproduzca sin límites, desplazando incluso a especies icónicas de la región, como la jaiba y la nutria.
Durante la temporada de lluvias más reciente, Protección Civil reportó que al menos 180 cocodrilos salieron de su hábitat natural, invadiendo calles, patios y zonas urbanas. La mayoría de los avistamientos ocurrieron en Altamira y Ciudad Madero, aunque Tampico también ha registrado casos críticos, como la aparición de un cocodrilo en la cama de un perro en una vivienda de la colonia Ampliación Unidad Nacional.
En puntos como la laguna del Carpintero, el canal de la Cortadura, el río Pánuco y la laguna del Chairel, los reptiles conviven cada vez más cerca con los ciudadanos. Esta semana, un video viral mostró a don Hermenegildo Uribe, de 87 años, nadando en el canal mientras un cocodrilo se le acercaba sigilosamente. Fue rescatado por un joven antes de que ocurriera una tragedia.
La última vez que se intentó un control formal fue en 2016, cuando se inauguró la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) en Altamira, con el objetivo de capturar ejemplares y frenar la sobrepoblación. El proyecto quedó en el olvido por falta de financiamiento: requería 90 mil pesos mensuales que nunca aportaron los municipios implicados.
Desde entonces, los esfuerzos se han limitado a campañas de concientización, colocación de señalamientos y reubicación de algunos ejemplares, mayormente en la laguna del Carpintero. Sin embargo, los cocodrilos han expandido su presencia a lagunas como la Chairel, Champayán, Las Flores y al mismo río Pánuco, sin una estrategia integral que atienda la situación.
En Tampico, al menos 30 colonias están consideradas en riesgo por su cercanía con cuerpos de agua. Vecinos de la colonia Fray Andrés de Olmos, a orillas de la laguna del Chairel, han solicitado operativos especiales ante el avistamiento de cocodrilos de más de tres metros de largo.
Aunque existen letreros de advertencia, la falta de vigilancia hace que muchos ignoren el riesgo. Incluso pescadores del río Tamesí y la laguna del Chairel han denunciado que los saurios ya representan un peligro para su actividad.
Pedro Granados, exdirector de Protección Civil estatal, ha propuesto como solución el aprovechamiento comercial de la piel y carne de cocodrilo, pero esta medida se enfrenta a la NOM-059-SEMARNAT-2010, que protege al cocodrilo moreleti, especie dominante en la región. Modificar la ley requeriría un amplio debate nacional.
Fuente: Milenio
mb