Evangelina Tejeda, quien fue Reina del Carnaval de Veracruz en 1983 y que después recobró fama por haber asesinado a sus dos hijos y enterrarlos en macetas de su departamento, contaba el suceso de forma "tranquila" cuando estaba en la cárcel.
María de los Ángeles fue una custodia que trabajó en el expenal de Allende que ahora será la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana (UV) y recuerda la interacción con la reclusa a la cual describe como una persona serena.
El suceso por el que fue detenida y procesada "lo platicaba allá adentro como si hubiese hecho cualquier cosa, muy natural, muy natural" que en ningún momento daba la impresión de ser una homicida.
"Porque ella me lo platicó pero sino no hubiera yo pensado que había hecho eso, era tranquila, no daba problemas, no había la necesidad de mandarla a la celda de castigo".
En algunas ocasiones las presas del área en la que estaba se peleaban por los lavaderos, ya que era reducida y tenían que esperar para que terminara una y comenzara la otra.
"Una compañera de ella me dijo: ella es la que mató a sus hijos y los enterró' y le cuestionó ¿Verdad que eres tú? a lo que respondió 'sí soy yo y los enterré, así como que levanté la basura y la tiré'".
Cuando le hacían alusión al suceso que marcó su vida no mostraba arrepentimiento, siempre manejó el tema como si no tuviera mayor relevancia, revela la entrevistada.
Permaneció por muchos años en un espacio como la mayoría de las internas, comía los alimentos que preparaban al interior, nunca fue conflictiva por lo que no hubo la necesidad de mandarla a la celda de castigo.
De acuerdo con reportes periodísticos de la época, tras haber alcanzado el éxito y aparecer en radio, televisión y revistas de circulación nacional, Evangelina se sumergió en las drogas y el alcohol.
En marzo de 1989 golpeó contra el piso o la pared a unos de sus hijos hasta quitarle la vida, después repitió la misma acción con el segundo. Intentó incinerar los cuerpos pero no lo logró, por lo que decidió cercenarlos y enterrarlos en macetas.
Se dice que su hermano la visitó y le preguntó por la ausencia de los pequeños, ella se excusó diciendo que se habían ido con su papá, algo que resultaba ilógico dado que nunca habían convivido con él.
Al indagar encontró manchas de sangre y dio parte a la policía; los uniformados revisaron y encontraron varias partes en las macetas que adornaban el domicilio en el antiguo edificio de la Lotería Nacional de la avenida Independencia en el centro de Veracruz.