El esófago de Barrett es una enfermedad que se puede desarrollar a partir del reflujo gastroesofágico, esta última provoca intolerancia a la comida muy condimentada, sensación de que algo quemante sube del estómago al esófago más de dos veces a la semana.
Si un apersona es intolerancia a la comida muy condimentada porque le provoca una sensación de que algo quemante sube del estómago al esófago, más de dos veces a la semana por un periodo de tres meses, debe acudir al médico ya que se trata de reflujo gastroesofágico y podría desarrollar una enfermedad llamada esófago de Barett, misma que toma su nombre de Norman Barrett, un cirujano británico que la describió en el año 1957.
“El esófago de Barrett es una lesión premaligna (es decir, predispone al desarrollo de cáncer) del esófago. Para diagnosticarlo se debe practicar un estudio de endoscopia del esófago con una biopsia”, dice Miguel Ángel Valdovinos Díaz, profesor titular del curso de posgrado de Gastroenterología de la Facultad de Medicina de la UNAM y jefe del Laboratorio de Motilidad Gastrointestinal del Departamento de Gastroenterología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en entrevista exclusiva para El Universal.
Las personas con mayor riesgo de padecer este mal son los hombres mayores de 50 años, de raza blanca, con sobrepeso u obesidad, que hayan tenido reflujo gastroesofágico por más de cinco años, beban y fumen.
La incidencia y prevalencia de este enfermedad es baja entre los mexicanos, comparándolo con lo que sucede en los países anglosajones.
Según estudios, se ha demostrado que la presencia de Helicobacter pylori en el estómago evita el desarrollo del esófago de Barrett. Sin embargo, esta bacteria puede infectar e estómago y producir gastritis crónica.
Dicha infección se da en aproximadamente el 60% de los adultos en México, esto, aunado al reducido número de población de raza blanca provoca que el esófago de Barrett sea un trastorno no tan frecuente como en los países anglosajones.
“En México hay casos de esófago de Barrett porque los casos de reflujo gastroesofágico son muy frecuentes; además, el sobrepeso y la obesidad, factores que predisponen al reflujo gastroesofágico crónico y, por lo tanto, al esófago de Barrett, son muy comunes. De tal modo que nuestra población no está exenta de padecer esta enfermedad”, indica Valdovinos Díaz.
En efecto, la enfermedad por reflujo gastroesofágico, cuyos síntomas son agruras y regurgitación de la comida, principalmente, es altamente prevalente en México.
“Se estima que 20% de los adultos mexicanos (uno de cada cinco) la padece. De ellos, 70% tiene la variedad no erosiva, que no causa lesiones en el esófago; y 30%, la erosiva, que ulcera el esófago y ocasiona complicaciones. De estos enfermos, sólo 5% desarrollará el esófago de Barrett”, informa Valdovinos Díaz.
Para evitar ese tipo de enfermedades, en primera instancia se deben evitar los factores que lo favorecen como son el sobrepeso o la obesidad, el consumo de alcohol y cigarro.
“Si no se quiere tener este problema es muy importante no fumar y no consumir alimentos con un alto contenido de grasa (sobre todo los fritos en aceite, capeados y empanizados), ni salsas picantes ni bebidas como el chocolate, el café, el alcohol y las carbonatadas; asimismo es recomendable bajar de peso, no cenar de manera abundante ni acostarse inmediatamente después de comer”, comenta Valdovinos Díaz.
El diagnóstico de Barrett se realiza a partir de una endoscopia del tubo digestivo superior, esto permite observar las lesiones que son características de esta enfermedad.
Es en el punto de unión entre el esófago y el estómago donde se forman unas pequeñas lengüetas de aspecto asalmonado, cuando la lesión mide más de cinco milímetros se debe realizar una biopsia de la zona afectada.
“En otras palabras, lo que le sucede al paciente con esta enfermedad es que su mucosa esofágica se transforma en una de tipo intestinal, lo cual puede propiciar, con la exposición crónica al reflujo ácido, la aparición de un tumor canceroso”, señala Valdovinos Díaz.
Una vez diagnosticado, el paciente de esófago de Barrett, debe llevar un tratamiento con un gastroenterólogo, así como mantenerse en revisión cada cinco años para que se le practique un estudio de endoscopia del esófago con una biopsia.
“Así se podrá detectar a la brevedad si su esófago de Barrett cambia a una displasia de bajo o alto grado, y prevenir que ésta se convierta en un adenocarcinoma del esófago”, afirma Valdovinos Díaz.
Para tratar el esófago de Barrett, se debe controlar el flujo gastroesofágico con fármacos que reducen la producción de ácido gástrico, de esta manera se limita el daño a la mucosa esofágica y se alivian los síntomas.
Para los pacientes que presentan una hernia hiatal de más de 6 centímetros y tienen regurgitación como síntoma predominante, requieren un tratamiento quirúrgico (funduplicatura).
Mientras que los que desarrollan una lesión más avanzada, deben someterse a tratamientos endoscópicos como la ablación con radiofrecuencia o mucosexctomía; y cada medio año o cada 12 meses deben practicarse una endoscopia del esófago con una biopsia.
Fuente. El Universal/dac/Foto:Archivo