Opinión

Su único derecho, es recibir un festejo cada 10 de mayo

Por Pedro Octavio Reyes Enríquez


Estoy seguro que ha escuchado lo siguiente: “¿cómo permite que su hijo sea así?”, “¿pero por qué le da de comer tanta comida chatarra?”, “pobre niño, nunca le compran una golosina, puras verduritas”, “siempre regaña a su hijo” o lo contrario “debería de ser más dura con él”, también” esa mamá no sabe corregirlos, no les llama la atención”.  Hay gente que dice que una de las actividades más criticadas es la de ser árbitro, pero no, es la de ser madre, como todos somos hijos, la mayoría nos sentimos con ese derecho, de estar haciéndoles reproches todos los días.

Las mamás nunca quedan bien, todos hablan mal de ellas, empezando por otras mamás, inclusive hasta sus propias madres las critican, de las suegras ni se diga y claro a la lista de criticones se suman los hijos, los esposos, los maestros, los vecinos y todo aquel que se cruce en el camino de una madre. Cuando era niño y especialmente de joven, criticaba mucho a mi mamá, y casi todas podían ser mejor que ella, tardé en entender varios años que lo que consideraba un defecto en una madre en realidad es una virtud. 

A las madres de hoy les hemos dados más roles, antes la mayoría solamente se quedaban en casa, en donde por supuesto hacían muchas cosas, recuerdo que algunos compañeros de la escuela decían, mi mamá no hace nada, solamente es “ama de casa”. Eso denota una desvalorización de la labor del hogar, de todo lo que implica.

En los últimos 30 años, cada vez más mujeres tuvieron que salir del hogar para trabajar y complementar el gasto de la casa o para mantenerla totalmente, es una nueva función que tienen que cumplir aparte de ser “ama de casa”. El trabajo en el hogar no es solamente realizar todas las labores domésticas, cuando hay hijos es también cuidarlos, alimentarlos, educarlos, formarlos en valores, entretenerlos, ayudarlos de acuerdo a sus necesidades y más.

Idealmente todas las labores del hogar deberían ser trabajo de todos los que ahí la habitan, papá, mamá e hijos, de acuerdo a sus posibilidades, todos deben tener alguna responsabilidad, sin embargo, todo recae en la mamá, si algo no funciona o no está bien, ella es la “culpable”. Las demás mujeres y miembros de la sociedad, no dirán que es responsabilidad del marido, o de los hijos, señalarán a la madre, dependiendo de la falla, será lo duro de la crítica.

Si contratáramos a alguien para sustituir las labores que hace una mamá dentro del hogar y no me refiero solamente a las actividades domésticas como lavar, planchar, cocinar, también a la de cuidar a los hijos las 24 horas, educarlos, atenderlos cuando se sienten enfermos, llevarlos a la escuela, estar atentos a sus necesidades, no alcanzaría el dinero, todo se iría en pagarle a esas personas, ya que no habría un solo individuo que quisiera o que pudiera cumplir tantas funciones.

Mi mamá solía llamarme la atención por algo que no hacía bien, porque no recogía mi ropa, o porque no respetaba las normas de la casa, eso no me gustaba, por eso la consideraba molestosa, pensaba: “otra vez mi mamá, me llamará la atención”, consideraba que era una fastidiosa. Además, osaba preguntarme si había hecho la tarea, me apuraba para que la hiciera a tiempo y no viera tanta TV, cuando salí de la universidad, pensé que se habían acabado las llamadas de atención, pero no fue así, tardé en titularme, y ahí estaba sobre de mí, un día le dije que era mi decisión hacerlo cuando yo quisiera, pues le valió y siguió insistiendo, hasta que me titulé. Todo eso, que estuviera encima, que me corrigiera, yo lo consideraba grandes defectos de mi madre, yo quería que me apapachara, que no me dijeron nada, que me felicitara por estar acostado toda la tarda, pero no, ella me veía sin hacer nada, y me ponía hacer cosas.

Esos defectos de mi mamá, insisto, en realidad eran algunas de sus virtudes.

Años después le agradecí todo que hizo por mí, tuve el tiempo suficiente para hacerlo mientras ella vivía, pero de niño y de joven, no valoré todo lo que ella hacía por mí, pensaba que era su trabajo atenderme, ver que todo estuviera en orden en la casa, desvelarse para cuidarme, andar al pendiente de mis necesidades, que eran sus obligaciones, “para qué me trajo al mundo”.

Mi mamá siempre me apoyó, me hizo un hombre de bien junto con el apoyo de mi padre, y eso lo empecé a entender después de los 30 años, cuando tuve hijas, cuando tuve un hogar y esposa.

Hay miles de textos de cómo entender a los hijos, de mejores maneras de comprenderlos, y en las juntas de padres de familia nos dicen cómo tratarlos mejor, pero casi no encuentro información dirigida a los hijos de cómo entender mejor a sus mamás, de cómo tratarlas bien.

Por todos lados veo, que se promocionan los derechos de los niños, pero difícilmente encuentro uno de obligaciones de los hijos hacia los padres y menos los derechos de las mamás, ¿Usted ha visto un texto que hable sobre las responsabilidades de los hijos frente a sus mamás?

Es justo ya que hablemos de los derechos de las madres, de las obligaciones que tenemos los hijos, los esposos, el Estado y demás instituciones con ellas. Tal parece que los niños de hoy se merecen todo ¿y las mamás? Solamente reciben críticas, sanciones, obligaciones y responsabilidades.

Cambiemos el modelo, está bien que se hayan dado a conocer los derechos de los niños, ahora hablemos en igual medida de sus obligaciones, se dice mucho de las responsabilidades de las madres y padres de familia, también que se diga en los medios de comunicación sus derechos.

En el caso de las madres, tal parece que en el mejor de los casos su único derecho es recibir un festejo al año, un regalo y una buena comida, los siguientes días son de obligaciones, trabajo de 24 horas y muchas críticas por parte de todos.

Va este texto dedicado a mi mamá, le mando un abrazo hasta el cielo lleno de amor, gracias por luchar siempre por mí, y desear que fuera un hombre de bien.   

Correo: pedrooctavioreyes@gmail.com