Opinión

Progreso selectivo

Por Otto Granados

La pregunta clave es ¿por qué se están dando estas buenas noticias solo en un puñado de estados y en otros no?


En las últimas semanas, se han anunciado nuevas inversiones en varios estados del país, que salvo una, casi pasaron inadvertidas. Por ejemplo, Guanajuato prevé concretar 17 nuevas empresas con una inversión de más de mil millones de dólares, tan solo al arranque de este año, Querétaro anunció una nueva inversión alemana de 240 millones de euros, Aguascalientes reportó que en el primer semestre de este año tiene 18 proyectos en cartera, destacadamente la confirmación de una nueva inversión en el sector automotriz de 700 millones de dólares, y la cereza del pastel, la ya muy conocida de Tesla en Nuevo León, por algo así como 5 mil millones de dólares.

La pregunta clave es ¿por qué se están dando estas buenas noticias solo en un puñado de estados y en otros no?, y conviene reflexionar en esto porque puede tener efectos definitivos en el crecimiento y el desarrollo del país a mediano y a largo plazo.

Lo primero es que tenemos que empezar a olvidarnos de la tiranía de los promedios nacionales, porque el mundo va imparable hacia un reacomodo por regiones y por micro regiones, es decir, ya es impreciso, inexacto hablar de cómo crece el país A o el país B porque dentro de uno u otro, hay ciudades o regiones con crecimientos absolutamente contrastantes entre ellas, basta ver la distancia en el caso de México en la que existe, por ejemplo, entre todos los estados del sur y el sureste del país y los de la región centro norte, donde se ubica Aguascalientes por cierto, y así está pasando en todo el mundo y así seguirá.

La segunda cuestión es preguntarse por qué unos crecen y otros no, para empezar hay que decir que el crecimiento, la atracción de inversiones, la generación de empleos dignos, no es una cuestión que se arregle con una comida ni con un TikTok ni con una llamada telefónica, esa es una suposición muy provinciana. Una decisión de inversión es infinitamente más compleja, toma mucho tiempo, influye la geografía internacional, los tratados comerciales, y depende de factores que en su mayoría no están en las manos de los gobiernos, los cuales pueden ser buenos, regulares o malos, como le ha pasado Nuevo León a lo largo del tiempo, y, sin embargo, progresan.

Pongamos las cosas de una manera más didáctica, para crecer es condición necesaria contar con instituciones y con leyes que se observen y que funcionen con capital humano bien calificado, con regulaciones eficientes, con reformas estructurales o con circunstancias internacionales favorables, entre otras cosas, y para que todo ello ayude a las inversiones son necesarias la diversificación económica, marcos fiscales competitivos, buenos niveles de productividad, economías formales, estabilidad y certidumbre.

Bueno, todo ese conjunto de variables se ponen en la mesa y se analizan antes de decidir dónde invertir, y eso es lo que explica por qué una parte de México atrae inversiones y otras no, estados como Oaxaca, como Chiapas o como Guerrero, son un desastre, debido, entre otras cosas, a la falta de profesionalismo de sus administraciones públicas, al despilfarro, la corrupción, la mala asignación del gasto público, la pésima gobernanza o una mezcla de todo ello, y esto confirma su fracaso como estados y como región. Veamos el ejemplo de Oaxaca, cuyo exgobernador, por cierto, acaba de estar en Aguascalientes, que dejó al estado en el lugar número 30 sobre 32 estados en el Índice de Progreso Social, en el lugar número 31 en el Producto Interno Bruto Per Cápita, y en competitividad en el sitio 32 en hogares con agua y con sanitarios en la vivienda, en el número 30 en analfabetismo y así sucesivamente, es decir, es uno de los tres estados más pobres y rezagados del país. Preguntémonos, ¿alguien en su sano juicio invertiría en Oaxaca?, pues no, por lo tanto, el diseño, la formulación y la ejecución de políticas públicas que impacten el crecimiento y la equidad, tiene que empezar a abordar esas ineficiencias si se quiere articular un círculo virtuoso que mejore la vida de la mayoría de las personas de una manera sostenida, es decir, la moraleja es clara, mientras no se entienda cómo funciona la economía, el desarrollo social, la calidad de las gestiones, la educación o los servicios, seguirá habiendo estados razonablemente exitosos o estados claramente fallidos.