El 2 de noviembre se celebra en México el Día de Muertos, patrimonio intangible de la humanidad desde 2003.
La tradición varía de acuerdo a la región, un elemento de la festividad es el altar de muertos los cuales son adornados de acuerdo a la zona.
En Tuxtepec, al norte del estado de Oaxaca con los límites de Veracruz ubicado en la cuenca del Papaloapan, los altares de muerto tienen diversos elementos, como palmas, además de las flores de cempasúchil, según comenta Laura Herrera Olivares.
“En Oaxaca ponemos el altar con palmas, se adorna con flor de cempasúchil, no falta el incienso las comidas que nosotros acostumbramos allá los oaxaqueños son los tamales de yuca, la calabaza, el dulce y las veladoras”.
Otro elemento que acostumbra la gente en esa región son las cosas que le gustaban al difunto o a la difunta.
“También lo que acostumbramos a hacer es los que más le gustaba a la persona, si era un hombre su cigarrito, el aguardiente de caña, su cervecita; la comida que más le encantaba la carne de puerco con el tesmole porque esa es la tradición que tenemos allá. A las mujeres se acostumbra a ponerle sus dulces, refrescos, frutas de toda”.
El altar va adornado con flores de la temporada para la oacasión.
“Allá son las flores de cempasúchil y terciopelo”.
Y papel picado de diversos colores.
“El adorno, hojas papel de china, también se le hacen flores, nunca fallan y también el papel crepé en adornitos”.
Otro elemento son los niveles en escalón, pero estos dependen de la economía de las personas.
“Hay unas personas que acostumbran ponerlo con cuatro escalones, porque si hay gente que cuenta con economía y hacen el altar más grande, entonces lleva más cosas y ya la gente más humilde con su mesita, sus adornitos y la comida que puedan proporcionar”.
Aunque el altar de muertos es una tradición prehispánica, ha prevalecido y se ha mezclado con simbolismos cristianos.
“Pues la cruz más que nada, el crucifijo, Jesucristo es lo que también acostumbran ponerle”.
Al altar se le pone una veladora por cada fotografía de los difuntos a los que está dedicado.
“Cuando ponen así también hasta una ropita dobladita en algún escalón del altar, ahí se le puede poner también eso”.
Y lo más tradicional de las festividades en el país.
“Pan de muerto exactamente, no debe de faltar, el pan, el cafecito, el atole, el atole a veces hacemos atole agrio que es de elote, y también tamales de elote”.
Algunos pone el altar el 31 de octubre y lo quitan el 2, algunos el 3 de noviembre.
En esa región del Papaloapan la ofrenda se cambia diario.
Según la costumbre el 1 de noviembre llegan los muertos chiquitos, es decir aquellos niños que fallecieron y el 2 de noviembre los adultos.
El cristianismo celebra el 1 de noviembre a Todos Santos, que son aquellos que han fallecido y aunque no tienen una fecha en el calendario, están en la presencia de Dios.
El 2 de noviembre se celebra a los fieles difuntos que son todos los que han dejado este mundo en general.
En esta fecha los mexicanos esperan con ansias al papá, al hermano, la hermana, a la madre o a los hijos, a los tíos, a los abuelos y a todos los seres amados que se adelantaron a la eternidad, pero ese día regresan para estar con nosotros aunque sea un solo día.
Foto: Instituto Cultural de Oaxaca