Conforme se acerca el día de las elecciones el próximo domingo 2 de junio, han ido emergiendo al menos tres cuestiones particularmente importantes para entender lo que está en juego en México y en Aguascalientes.
La primera es que a pesar de que la candidata presidencial de Morena llevaba prácticamente tres o cuatro años de campaña estrictamente controlada por López Obrador, la mayoría de las encuestas serias muestran que parece haber ya un empate entre ella y la principal contendiente, y el resultado dependerá de la cantidad de ciudadanos que salgan a votar, es decir, una participación alta, copiosa y masiva, será decisiva para el triunfo de Xóchitl Gálvez.
Lo interesante es por qué se fue cerrando tan estrechamente la competencia, y todo parece sugerir dos razones.
Una vez que los apoyos sociales, los cuales seguirán si gana la candidata opositora desde luego, ya no son suficientes, por ejemplo, ante la crisis de los servicios de salud, de educación, o la inseguridad y la violencia, que han invadido buena parte del país, como le evidenció trágica y dolorosamente hace apenas dos días con el asesinato de un niño de 12 años de edad que quería evitar ser secuestrado en Paraíso, Tabasco, y que recibió tres disparos mientras se encontraba en compañía de su abuela.
Dicho de otra forma, es inmoral que Morena quiera comprar el voto de un ciudadano con 3 mil pesos que salen de los impuestos que todos pagamos, cuando le han matado a su nieto, lo han asaltado en carretera o lo han extorsionado en su negocio.
Esta es una segunda razón, en los últimos días, dos de los medios más importantes del mundo, publicaron sendos análisis sobre cómo el crimen organizado ha venido secuestrando buena parte del territorio mexicano, y ambos son en verdad aterradores.
Uno de ellos de un periódico inglés, afirma con datos que el problema del crimen organizado en México ha empeorado drásticamente durante los cinco años y medio de la presidencia de López Obrador, y se ha vuelto tan grave que amenaza del país, razón por la cual la seguridad es la principal preocupación de los votantes ante las elecciones del 2 de junio.
Pero el problema va más allá, porque representa ahora un grave riesgo, no solo para la población, sino también para las empresas y la economía, o sea, para el empleo con el que se sostienen las familias, y déjeme darle dos datos: Más de la mitad de los empleadores encuestados el año pasado, dijeron haber sido víctimas de algún delito, y entre 2021 y 2023, el robo de vehículos de carga asegurados ha crecido 46%. Cada vez más gente considera que la situación se está volviendo insostenible y muchas empresas empiezan a pensarlo dos veces antes de invertir en México. Si no hay un gran cambio de barco, de rumbo y de timón en el gobierno de México, estarán en riesgo, no solo la seguridad, sino también la estabilidad, las libertades, el Estado de Derecho, que son las condiciones básicas para que un país funcione adecuadamente.
Y ese cambio solo puede estar seguro si el ciudadano sale a votar masivamente en favor de una presidenta y de un Congreso que ofrezcan gobernar para todos, con eficacia, con humanidad y con decencia.