Decía Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler: “Una mentira, repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”, en una “verdad histórica” para juzgar hechos sin necesidad de comprobarlos, que a fuerza de remacharla la adoptan ignorantes de los hechos o dogmáticos, quienes insultan y descalifican a los que no comparten su “verdad histórica”.
No hay hechos concretos que desmientan la tesis de que los estudiantes y soldados muertos y heridos en la plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, fueron provocados por los mismos líderes radicales de izquierda, que tramaron ese movimiento para levantar la indignación de la sociedad y se cancelaran las olimpiadas. Las explicaciones generalizadas sobre los muertos del 68 son dichos que se repiten sin probarlos: “fue el Estado” o “el ejército”.
Quienes no aceptan que la inmolación de estudiantes la causaron los mismos radicales que tramaron el movimiento seudo estudiantil del 68, olvidan, esconden o desconocen los hechos básicos que rodearon la matanza del 68.
HECHOS:
1. El movimiento fue tramado por grupos organizados de ideología izquierdista: mantas, pintas, consignas e ideología de los organizadores lo dejan claro.
2. El mitin de Tlatelolco el 2 de octubre no se reprimió, se llevó a cabo, rodeado por soldados ante esperados enfrentamientos. Hablaron varios líderes del movimiento, los que sospechosamente se retiraron inmediatamente.
3. El General a cargo de los soldados pidió a los jóvenes que permanecían en la plaza, ya terminado el mitin, que se retiraran.
4. A los pocos minutos, de un edificio empezaron a disparar con una ametralladora a estudiantes y soldados.
5. Estudiantes y soldados cayeron muertos y heridos.
De esos hechos se debe partir para sacar conclusiones lógicas de los autores de la matanza de Tlatelolco. Si no se parte de ellos, de los que hay fotos, videos y narraciones de los que lo vivieron y de la prensa, lo dicho sobre el 68 son cuentos, novelas o dogmas, no una verdad histórica.
Más fundamentos, datos y razonamientos lógicos para cimentar la tesis de la inmolación de estudiantes por líderes del movimiento, en la monografía “Tlatelolco 68: 50 años de mitos.”