Opinión

Reforma eléctrica, regreso al monopolio

Por Luis Pazos


La regresiva Reforma eléctrica implica:

1. Reformas constitucionales que reducen la participación de empresas privadas en la generación y distribución de energía eléctrica.

2. Minimización de la competencia en el sector eléctrico y elevación de los costos de la electricidad para hogares y empresas.

3. Acotamiento de la naciente apertura del sector eléctrico. Culpa a la iniciativa privada de las crecientes pérdidas de la CFE, y de su incapacidad para cubrir sus privilegiadas pensiones.

4. Fortalecimiento del monopolio estatal de la electricidad y cancelación de los permisos otorgados al sector privado para generar flujo eléctrico, lo que se traduce en pérdidas millonarias para los empresarios que invirtieron en el sector.

5. Aumento de fuentes contaminantes para generar la electricidad y reducción de energías limpias.

6. Obstaculización de la generación de energía eléctrica más barata para hogares y empresas. Empresas privadas generan con energías limpias el megawatt-hora en 401 pesos, la CFE, con sucias, en 1,413 pesos, 252% más caro (fuente: IMCO, boletín de octubre de 2021).

7. Eliminación de incentivos para generar energías limpias.

8. Desaparición de organismos regulatorios del sector eléctrico para que la CFE tome decisiones sin que las cuestionen.

9. Creación del monopolio estatal en explotación del litio.

10. Limitación de la participación del sector privado a porcentajes por abajo de la CFE, la que, según la reforma eléctrica, debe tener como mínimo el 54% del mercado del sector eléctrico y todas las compañías privadas que generen electricidad en conjunto el 46% como máximo, lo que es arbitrario, inconstitucional y viola el T-MEC, tratado firmado con EUA y Canadá.

La reforma eléctrica justifica las crecientes pérdidas de la CFE, debidas a su ineficiencia, altos costos de operación y a las pensiones privilegiadas a sus empleados sindicalizados. No tiene dinero para pagarlas y se cubren con recursos provenientes de impuestos.