Opinión

La salud es la riqueza más grande

Por Lilia Reyes Spindola


 La salud se convierte en el tema más importante de nuestras vidas. Conscientemente admitimos que es nuestra mayor riqueza. Debemos convertirnos en grandes optimistas agradecidos y dispuestos a disfrutar del tiempo de salud, tanto física como mental y emocional, sin debilitarnos con suposiciones, miedos y quejas.

Este valioso tiempo de vida nos exige que lo utilicemos con alegría y esperanza, aprovechando cada instante para ser felices. La obligación más importante con la que debemos cumplir es: ¡cuidar nuestra salud! La salud es frágil como las alas de una mariposa, si se quiebra, la vida se fragmenta y comienza la tarea de recopilar pedacitos que duelen para enmendar errores y el sufrimiento llega de la mano del miedo.

Llegan los arrepentimientos, las culpas y la tristeza, y después las suposiciones, las dudas y la indecisión, ¿qué va a pasar?, ¿qué me espera?, ¿qué hago?, ¿qué miedo? Sí, ésta es la triste realidad a la que nos enfrentamos cuando hemos puesto la salud en segundo o tercer lugar pensando que somos supermujeres o superhombres a los que no les va a fallar la salud.87 La conciencia es atención despierta, no nos dejemos de distraer, démosle su justo valor a la salud, vigilémosla.

Bueno, después de este breviario de conciencia, vamos a aterrizar en el tema de la “edad madura” y la salud. Obviamente, no podemos negar que con el uso y el pasar de los años la maquinaria del cuerpo se desgasta, y comienzan los achaques y el rosario de quejas se inicia.

Los huesos se desgastan, sí es cierto, las arterias se endurecen y se cierran, sí es cierto, la presión se desequilibra, sí es cierto, y así la lista se va haciendo más larga a medida que pasan los años.

Pero voy a volver a insistir: todos estos síntomas se minimizan si nuestra actitud mental y emocional está equilibrada, pues no hay peor veneno para el cuerpo que el desequilibrio, los altibajos emocionales, los excesos en todos los aspectos, la falta de ejercicio y la actitud mental negativa, sin dejar de reconocer que las carencias que acompañan a la pobreza, también son los tiranos en muchos casos de la falta de salud.

La vida responde como un búmeran (es un arma que se arroja y siempre regresa con el que la lanzó), regresa trayendo las consecuencias provocadas por las actitudes negativas. La salud se ubica en tres niveles: la salud mental, la salud emocional y de éstas se deriva la salud física.