La salud se convierte en el tema más importante de nuestras vidas. Conscientemente admitimos que es nuestra mayor riqueza. Debemos convertirnos en grandes optimistas agradecidos y dispuestos a disfrutar del tiempo de salud, tanto física como mental y emocional, sin debilitarnos con suposiciones, miedos y quejas.
Este valioso tiempo de vida nos exige que lo utilicemos con alegría y esperanza, aprovechando cada instante para ser felices. La obligación más importante con la que debemos cumplir es: ¡cuidar nuestra salud! La salud es frágil como las alas de una mariposa, si se quiebra, la vida se fragmenta y comienza la tarea de recopilar pedacitos que duelen para enmendar errores y el sufrimiento llega de la mano del miedo.
Llegan los arrepentimientos, las culpas y la tristeza, y después las suposiciones, las dudas y la indecisión, ¿qué va a pasar?, ¿qué me espera?, ¿qué hago?, ¿qué miedo? Sí, ésta es la triste realidad a la que nos enfrentamos cuando hemos puesto la salud en segundo o tercer lugar pensando que somos supermujeres o superhombres a los que no les va a fallar la salud.87 La conciencia es atención despierta, no nos dejemos de distraer, démosle su justo valor a la salud, vigilémosla.
Bueno, después de este breviario de conciencia, vamos a aterrizar en el tema de la “edad madura” y la salud. Obviamente, no podemos negar que con el uso y el pasar de los años la maquinaria del cuerpo se desgasta, y comienzan los achaques y el rosario de quejas se inicia.
Los huesos se desgastan, sí es cierto, las arterias se endurecen y se cierran, sí es cierto, la presión se desequilibra, sí es cierto, y así la lista se va haciendo más larga a medida que pasan los años.
Pero voy a volver a insistir: todos estos síntomas se minimizan si nuestra actitud mental y emocional está equilibrada, pues no hay peor veneno para el cuerpo que el desequilibrio, los altibajos emocionales, los excesos en todos los aspectos, la falta de ejercicio y la actitud mental negativa, sin dejar de reconocer que las carencias que acompañan a la pobreza, también son los tiranos en muchos casos de la falta de salud.
La vida responde como un búmeran (es un arma que se arroja y siempre regresa con el que la lanzó), regresa trayendo las consecuencias provocadas por las actitudes negativas. La salud se ubica en tres niveles: la salud mental, la salud emocional y de éstas se deriva la salud física.