Opinión

¿Francisco, un Papa socialista o humanista?

Por Artillero / Moisés Hernández Yoldi

Francisco está a favor de establecer un salario mínimo universal, así como una reducción de la jornada laboral, para que todos puedan tener acceso a "los más elementales bienes de la vida".


El papa Francisco se ha caracterizado por promover la justicia social, abogar por lo más pobres y criticar el modelo económico neoliberal que deja a los más desprotegidos en vulnerabilidad.

En su discurso, Francisco está a favor de establecer un salario mínimo universal, así como una reducción de la jornada laboral, para que todos puedan tener acceso a "los más elementales bienes de la vida".

Sus palabras le han valido fuertes críticas de grupos conservadores y de la élite económica, quienes lo han señalado de “socialista”.

¿Es acaso el Papa Francisco el nuevo rostro del socialismo mundial?

¿Es socialismo aspirar a un mundo más equitativo y con justicia social?

¿Es socialismo criticar y exigir a las élites económicas que lucran con la salud y hacen millonarias ganancias con la venta de armas?

El Papa ha reavivado el debate con una postura muy clara y muy firme, asumiéndose como un líder político, religioso y social de grandes dimensiones.

A continuación cito algunas de las peticiones del Papa Francisco:

“Es imprescindible ajustar nuestros modelos socio-económicos para que tengan rostro humano, porque tantos modelos lo han perdido. Pensando en estas situaciones, quiero pedirles en nombre de Dios:

A los grandes laboratorios, pido que liberen las patentes. Tengan un gesto de humanidad y permitan que todo ser humano tenga acceso a las vacunas.

A los grupos financieros y organismos internacionales de crédito, pido que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente y condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos.

A las grandes corporaciones alimentarias, pido que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento.

A los fabricantes y traficantes de armas, pido que cesen totalmente su actividad, una actividad que fomenta la violencia y la guerra que cuestan millones de vidas y de desplazamientos.

A los gigantes de la tecnología, pido que dejen de explotar la fragilidad humana, las vulnerabilidades de las personas, para obtener ganancias.

A los medios de comunicación, pido que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio; y que busquen contribuir a la fraternidad humana.

A los países poderosos, pido que cesen las agresiones, bloqueos, sanciones unilaterales contra cualquier país en cualquier lugar de la tierra.

A los gobiernos y a todos los políticos, pido que trabajen por el bien común. Cuídense de escuchar solamente a las elites económicas y sean servidores de los pueblos que claman por tierra, techo, trabajo y una vida buena en armonía con toda la humanidad y con la creación.

A todos los líderes religiosos, pido que nunca usemos el nombre de Dios para fomentar guerras. Estemos junto a los pueblos, a los trabajadores, a los humildes y luchemos junto a ellos para que el desarrollo humano integral sea una realidad. Tendamos puentes de amor.”