Las oleadas de migrantes que en años recientes saturaban la frontera norte de México han desaparecido casi por completo tras el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
La nueva administración republicana ha implementado una política migratoria más estricta desde el 20 de enero, cuando eliminó los programas de asilo humanitario y ordenó el despliegue de miles de militares en la frontera con México, además de intensificar las redadas en el interior del país.
Esta estrategia ha tenido un efecto inmediato. Albergues como Senda de Vida en Reynosa —uno de los centros de atención a migrantes más grandes de Tamaulipas— lucen casi vacíos. “Hace dos meses teníamos unas 100 personas”, señaló el pastor Héctor Silva, administrador del albergue. “Después bajó a 70, ahorita no tenemos más de 30. Se fueron a sus países, la mayoría desilusionados, saben que ya no van a poder cruzar”.
De acuerdo con el diario Reforma, situaciones similares se reportan en Matamoros y en la zona metropolitana de Monterrey, puntos clave en la ruta migrante. La percepción general entre los migrantes es que la vía hacia el asilo en Estados Unidos está prácticamente cerrada.
Información: Reforma/Foto: EFE