Quienes digan que mi caso es un fraude que se traguen su veneno: Israel Vallarta

Imagen Quienes digan que mi caso es un fraude que se traguen su veneno: Israel Vallarta

Por: Redacción xeu

Tras casi 20 años de su detención junto a la francesa Florence Cassez, Israel Vallarta, acusado por un secuestro en 2005, asegura que su libertad fue una “lucha propia y de su familia”, y pide a quienes digan que su caso es un fraude que se traguen "su veneno, pónganse a leer la sentencia, aprendan y comprendan”.

Luego de haber salido de prisión, tras ser detenido y acusado, hace casi dos décadas, de la privación de la libertad de seis personas, además de otros delitos como delincuencia organizada y portación de cartuchos.

Además, se le acusó de ser líder de la banda Los Zodiacos, nombre dado por el entonces director de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), Genardo García Luna, y su encargado de investigación policial, Luis Cárdenas Palomino, ambos actualmente en prisión en Estados Unidos.

“A esa gente que de mala onda está diciendo que yo tengo contacto con la presidenta (de México, Claudia Sheinbaum) y favoritismos, pues yo jamás, insisto, me he vendido con nadie”, defiende Vallarta.

Su detención se tornó mediática al ser transmitida a nivel nacional, aunque tiempo después, un reportaje comprobó que todo fue un montaje orquestado por García Luna y Cárdenas Palomino.

Fue la jueza de distrito Mariana Vieyra -electa en los pasados comicios del Poder Judicial- quien dictó sentencia absolutoria al acusado, destacando “el efecto corruptor” derivado del montaje, que también fue utilizado en 2013 para la liberación de Cassez, expareja de Vallarta y de quien, asegura, no sabe nada desde 2006.

“Mientras estaba en prisión, estaba afuera con hambre de justicia plena (...) Con esa esperanza de no pudrirme en la cárcel”, confiesa en el departamento que comparte con su esposa, Mary Sainz, sobre esos años de encierro en el Altiplano (Estado de México), una cárcel de alta seguridad donde estuvo el narcotraficante Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán. 

Vallarta, una nueva vida 

Aquel hombre de 35 años que México vio por televisión con la mirada desviada y el rostro golpeado respondiendo preguntas a las televisoras mientras era sostenido del cuello por Cárdenas Palomino, ahora tiene 55 y su historia de liberación -con fecha del 1 de agosto- ya está en la letra de cuatro canciones.

El cuarto tema llega en un mensaje al teléfono de Mary en plena entrevista. A Vallarta le gana la emoción y lo reproduce.

“La vieja justicia se cayó, con Israel nace la llama que ilumina la prisión”, es el verso con el que Vallarta mira a la cámara con ojos llorosos para decir: “Voy a ser la voz de los ‘Vallartas’ que no los escuchan, para que todas esas familias, las que han relegado y discriminado, les voy a prestar mi voz”.

Además, subrayó que su libertad no está completa, pues “quiero también la libertad de mi familia, está mi hermano Mario (Vallarta) y mi sobrino (Sergio Cortéz), entonces voy a continuar la lucha”.

Enfatizó que el viernes en el Zócalo de la Ciudad de México planea organizar una convocatoria abierta para exponer “algunas circunstancias” al gobierno de México, como la disculpa pública a su familia.

“Me asusta esta responsabilidad que voy a tomar(...) Nadie me está obligando, nadie me está contratando, nadie me está apadrinando, ningún grupo ni partidos (políticos)(...) Esta decisión la estoy tomando desde el corazón de mi esposa, el mío y de mi familia”, resaltó.

Incluso mencionó que gracias a una institución podrá estudiar la licenciatura en derecho penal junto con su esposa, quien lleva 20 años siendo activista y defendiendo el caso de Vallarta, situación por la que, denuncia Sainz, ha sido atacada física y psicológicamente por autoridades mexicanas.

Durante la entrevista, Vallarta sostiene un cuaderno, y cuenta que en prisión rellenó cinco 'blocks' (cuadernos) con “mucha información”, y revela que en ese entonces -cuando empezó a escribir en el Altiplano- tenía la idea de “hacer un libro o algo”.

Vallarta tiene un sinfín de historias dentro de la cárceles mexicanas, donde afirma que sufrió “abusos y torturas”, como cuando una autoridad lo sacó del penal y lo mantuvo atado de manos y pies durante siete horas sin comida ni agua.

También recuerda cuando miraba en el Altiplano los “ojos asustados” de Cárdenas Palomino, a quien nunca le dirigió la palabra, solo con terceros, que le ofrecían dinero para que “retirara las denuncias” en contra de su torturador, ofertas que nunca aceptó.

EFE/ doh

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