El grupo chií Hizbulá reafirmó este sábado su negativa a acatar el desarme que el Gobierno libanés busca imponerle, ante miles de seguidores congregados a las afueras de Beirut para conmemorar el primer aniversario de la muerte de su líder histórico, Hasán Nasrala, en un bombardeo israelí.
Los simpatizantes del grupo llenaron las calles aledañas al mausoleo de Nasrala en el extrarradio capitalino del Dahye con fotografías del asesinado secretario general y banderas de Hizbulá, ratificando su capacidad de convocatoria un año después de la guerra con Israel.
El aniversario llega en medio de una iniciativa gubernamental para desarmar a la formación chií, dirigida a que todo el armamento del país se concentre en manos de las fuerzas de seguridad oficiales y que será implementada por el Ejército libanés antes de finales de este mismo año.
"No dejaremos el frente de guerra y no abandonaremos las armas", clamó el actual jefe del movimiento político y armado, Naim Qassem, en un discurso emitido en pantallas grandes durante las conmemoraciones en el Dahye.
Aferrados a las armas
El clérigo afirmó que harán frente a cualquier programa que sirva a los intereses de Israel, "incluso si está disfrazado como un proyecto nacional", y denunció que dejar a Hizbulá sin armamento supondría que el Líbano se quede también sin mecanismos de defensa.
Por ello, si bien llamó a mantener la "unidad interna", también pidió al Gobierno que mejor vuelque sus energías en terminar con la ocupación de las cinco colinas del sur del Líbano aún tomadas por las tropas israelíes.
Qassem terminó su discurso al filo de las 18.21 hora local (15.21 GMT), la hora exacta en la que murió Nasrala, pidiendo a la gente que saliera a los balcones y parara el tráfico para unirse en un momento de conmemoración colectiva por el carismático líder.
Hizbulá había convocado congregaciones a esa hora en mezquitas y lugares destacados en todas sus zonas de influencia, que muchos cumplieron en el mismo punto donde las bombas antibúnker israelíes alcanzaron la sede subterránea en la que se encontraba Nasrala el 27 de septiembre de 2024.
"Nos piden que renunciemos a nuestras armas mientras estamos de pie frente a un agujero masivo donde mataron a tantas personas y mientras continúan haciéndolo", apunta a EFE una de las simpatizantes que acudieron al gran cráter dejado por el ataque que mató al líder del grupo.
"Sin la resistencia no habría Líbano, el enemigo sionista (Israel) no entiende humanidad. ¿Cuántas veces nos van a ocupar y nos van a desplazar para que se den cuenta de que los sionistas nunca nos van a dejar en paz?", agregó la mujer.
Aún querido
Nasrala, nacido en 1960 a las afueras de Beirut, fue secretario general de Hizbulá durante más de 30 años y uno de decenas de altos cargos del grupo chií asesinados durante la guerra del pasado año, incluido su más probable sucesor, Hashem Safi al Din.
Safi al Din, fallecido en otro bombardeo israelí en el Dahye apenas unos días después de Nasrala, también fue recordado en el acto de este sábado.
Sin embargo, es la figura del jefe histórico del grupo la que sigue moviendo a las masas, que esta tarde circularon en caravanas de vehículos por los suburbios beirutíes ondeando banderas con su rostro y gritando 'A tu servicio, Nasrala'.
"Para mí, pese a las diferencias y disparidades en los contextos y afiliaciones, todavía encuentro en él un cierto poder que nadie más tiene, y que es capaz de unir a la gente alrededor de un objetivo con una brújula política moral hacia un camino claro", dijo a EFE una de las asistentes.
Otra de ellas destacó que todavía ve a Nasrala como una "figura paterna" que hablaba a sus seguidores en un idioma que "todo el mundo" podía entender.
"Yo estaba allí cuando mi aldea fue liberada por los combatientes de la resistencia (...) Él fue el único que salió a defender nuestros derechos, fue quien nos liberó y nunca dejaremos de andar en su camino", concluyó la mujer.
Con información de EFE/Foto: EFE/atf