La muerte no espera, no entiende de fechas ni horas, ellos aprendieron a vivir con ella, es parte de su vida diaria.
El trabajo de ellos es preservar el cuerpo de una persona fallecida, lo hacen con sustancias que permiten evitar la putrefacción, su labor es guardar la integridad del cadáver e incluso hacer una labor titánica para efectuar una reconstrucción en caso de muertes violentas, eso es lo que hacen los embalsamadores.
Jorge Miguel Valladares es técnico Histopatólogo Embalsamador, tiene 28 años de carrera, en la actualidad ya no recuerda cuántos cadáveres ha embalsamado, pero ha visto casos muy impactantes.
“La muerte no espera, a cualquier hora hay defunciones y hay que estar ahí al pendiente”, afirma.
Lo más difícil de su trabajo y lo que más le impone es observar cadáveres de niños, porque son personas que aún tenían mucho por vivir.
Refiere que en su época de estudiante lo impresionó mucho el caso de Evangelina, la ex reina del Carnaval, quien le quito la vida a sus dos hijos, en uno de los crímenes más atroces en el Puerto de Veracruz.
“Un cadáver nos enseña lo bueno y lo malo”, afirma a manera de reflexión.
Explica que el proceso para embalsamar un cuerpo dura entre dos o tres horas, en algunas ocasiones se utilizan prótesis realizadas con yeso o tubos de pvc.
Desde hace 10 años trabaja en el Instituto de Medicina Forense de la Universidad Veracruzana, ahí ingresan alrededor de 600 cadáveres por año, actualmente solo reciben cuerpos por muertes violentas: homicidios, suicidios o accidentes.
La carrera de Técnico Histopatólogo Embalsamador dura dos años, son cuatro semestres de preparación, la mayoría egresa y trabaja en funerarias.
Ángel Nahúm Quevedo Espinosa tiene 20 años y estudia el tercer semestre de la carrera, indica que para ejercer este trabajo se debe tener empatía, tolerancia, respeto y dignidad hacia la persona.
“Hay que tener respeto a una persona que no tiene mucho que acaba de perder la vida”.
El embalsamador busca dar una buena presentación del cadáver, mostrar una buena apariencia, aunque se trate de un cuerpo sin vida, con la finalidad de que el familiar guarde un buen recuerdo, por lo que es una labor digna de destacarse.
