En México la celebración del día de muertos es una tradición ancestral que ha roto la barrera del tiempo y la evolución de la sociedad y es una tradición que se ha transmitido por generaciones en las familias mexicanas.
Parte fundamental de esta tradición es la ofrenda a los difuntos, la cual se ofrece a través de los altares que en cada hogar se colocan en estas fechas para recibir la visita según la creencia popular de los fieles difuntos.
Uno de los elementos principales de estos altares son las flores, la flor de cempasúchil y la moco de pavo no pueden faltar en un altar tradicional, y al igual que esta tradición, la siembra y cosecha de estas flores se ha transmitido por generaciones a los agricultores en los campos mexicanos y por su puesto en Veracruz no es la excepción pues a unos cuantos minutos de la ciudad de Veracruz se encuentra la localidad de Rancho del Padre en el municipio de Medellín de Bravo donde Cristóbal Ruiz Utrera y su familia continúan con la tradición que le dejaron sus padres de la siembra y cosecha de estas flores.
“Desde los siete años, mi papa fue quien me enseñó aquí, a la siembra, al cultivo del campo, y desde entonces tengo conocimiento en la siembra”
Don Cristóbal comenta que el proceso para la siembra de estas flores se inicia en el mes de julio para que en el mes de octubre ya estén listas para su cosecha.
Una vez que la flor ya está lista, los compradores llegan al campo de don Cristóbal y su familia y las venden por tanto es decir por mayoreo, pero también de menudeo, pues se colocan a la orilla de la carrera y la gente que pasa por ahí les venden por lo que pidan desde $25.
Todo el proceso para la siembra y cosecha de estas flores lo realiza don Cristóbal únicamente con el apoyo de su familia que es su esposa, su hijo, además de su hermano y su cuñada, por lo que espera que inculcándole a su hijo el amor por esta tradición el día que él falte no se termine ahí y se a hora su hijo quien la continúe.