Este 13 de septiembre es el Día Mundial de Primeros Auxilios, lo que mueve a la reflexión de qué tanto estamos preparados para actuar ante alguna emergencia familiar.
Conocer de primeros auxilios puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en una emergencia. Así lo afirmó David Zebadúa, coordinador local y estatal de socorros de la Cruz Roja en Veracruz, quien destacó que “eso debería de saberlo el 100% de la población, ya que ante una emergencia el primer eslabón siempre es el primer respondiente, y ese puede ser cualquier persona cercana a la víctima”.
De acuerdo con el especialista, los primeros auxilios consisten en “las primeras maniobras básicas e inmediatas, realizadas por cualquier persona capacitada en lo que llegan los servicios asistenciales”. Reconocer la emergencia, activar al servicio médico y atender de forma inmediata son los pasos esenciales para preservar la vida.
En el caso de una herida, señaló: “Primero localizarla, es colocar un apósito o una gasa o de lo contrario si encontramos algún trapo, algún paño que esté lo más limpio posible y hacer presión directa sobre la hemorragia para tratar de contenerla”.
Sobre una obstrucción de vía aérea, detalló: “Si está tosiendo, emitiendo ruidos, indicarle que siga tosiendo a modo que la pueda expectorar por sí solo. Si vemos que la persona cambia de coloración, se lleva las manos al cuello que se conoce como signo universal de atragantamiento, es posicionarnos por la parte de atrás de la persona, localizar su ombligo y por arriba entrelazar nuestras manos y hacer presión fuerte hacia adentro y hacia arriba a lograr que pueda expulsar el objeto”.
En caso de que la víctima se desmaye, advirtió: “La vamos a acostar en el piso y vamos a iniciar una reanimación cardiopulmonar en lo que llegan los servicios asistenciales”.
Al referirse a la reanimación cardiopulmonar (RCP), explicó: “Cuando nosotros como primer respondiente observamos que una persona está inconsciente, inmediatamente el protocolo me marca hacer la activación del servicio médico de urgencias, después acercarme a la víctima, valorarla de 5 a 10 segundos y buscar que en ese momento la persona tosa, se mueva o responda. Si la persona no tose o no se mueve o no responde, es hacer la notificación de que tengo un paciente en paro y posteriormente iniciar la reanimación”.
Sobre la técnica, indicó: “Descubrir el tórax de la persona, hacer una forma de cruz con las manos en medio del tórax a nivel del esternón y empezar una compresión con nuestro brazo más fuerte, firme, alineando mano, codo y hombro del rescatista para hacer esa compresión de al menos mayor a 5 cm de profundidad”.
Respecto a las quemaduras, precisó: “Si estamos dentro de los primeros 10 minutos podemos irrigar agua, si ya no estamos dentro de los 10 minutos, ya tenemos que esperar que los servicios especializados lleguen. Y sobre todo no aplicar nada extraño… café, huevo, mostaza, cebolla, pasta de dientes; todo eso no se debe aplicar”.
Sobre las ampollas, puntualizó que no hay que pincharlas: “Es un proceso fisiológico de la piel de protección. Este proceso no tenemos por qué alterarlo, debemos dejar que solito haga su ciclo el cuerpo”.
En cuanto a fracturas, explicó: “La posición que veamos a la persona anatómica, o sea, que veamos que no es correcta la posición de su brazo o de su pierna, podemos sospechar. La persona nos va a decir que escuchó el tronido, vamos a ver la inflamación y si llegamos a poder palpar de forma correcta, vamos a escuchar lo que se llama crepitación, el hueso truena, cruje. Entonces es necesario inmovilizarla para trasladarla, y si no, lo ideal es no movilizar a la persona y solicitar los servicios asistenciales”.
En el caso de ahogamiento, David Zebadúa aclaró: “Lo principal es que lo saque el personal guardavidas y, pues si nosotros estamos ahí, podemos iniciar un RCP en lo que la persona reacciona”.
David Zebadúa subrayó que capacitarse es un compromiso ciudadano: “Lo ideal es que tomen cursos de primeros auxilios en cualquier lugar, nosotros como Cruz Roja los ofertamos de manera periódica. No debemos considerarlo una obligación, debemos considerarlo un compromiso como ciudadano el tener que tomar estos cursos, porque muchas veces la víctima es de nuestra familia”.