Pasión, tradición y entusiasmo. Así describieron habitantes de Naolinco el Entierro del Hueso, una celebración que se realiza cada 3 de octubre y marca el cierre de las festividades patronales en honor a San Mateo Apóstol.
Entre risas, música y coloridos disfraces, el pueblo volvió a llenar sus calles para vivir una de sus fiestas más representativas, en la que se rinde homenaje a la identidad artesanal y comunitaria del municipio.
La calle principal se llenó de comparsas, máscaras y personajes creados por manos locales. Familias enteras acompañaron a los danzantes, que desfilaron disfrazados y con antorchas en mano.
Con un disfraz del rey simio de El planeta de los simios, elaborado a mano, el artesano y danzante Pablo González participó una vez más en la festividad, en la que ha formado parte durante dos décadas.
“Me disfracé por primera vez a los 13 años para la danza de grandes. Ahora tengo 33 y ya son 20 años participando”, contó. “Para mí es un orgullo porque también soy artesano, llevo 22 años haciendo máscaras y todas las elaboro con mucho gusto”.
Por su parte, Julián, Luis y Raúl, quienes lucieron vestuarios de catrinas, compartieron la emoción que les genera participar en una tradición que preparan durante meses.
“Desde enero empezamos a preparar todo el disfraz. Es la mejor tradición, muy importante poder rescatar todo esto. En lo personal es lo que más espero en el año”, mencionaron entre risas.
Con alrededor de 15 años participando, señalaron que la fiesta ha cambiado con el tiempo, adaptándose a las nuevas generaciones.
“Ha evolucionado mucho, por el tipo de personas que se disfrazan y por los vestuarios que eligen. Pero sigue siendo lo mejor de Naolinco”, comentaron.
Para los habitantes, el Entierro del Hueso no solo es una celebración, sino una expresión de identidad que combina arte, humor y memoria.
“Naolinco es muy rico en sus tradiciones, y esta es una de las que más disfrutamos. Naolinco es la fiesta de San Mateo”, expresaron los asistentes.
Así, el Entierro del Hueso volvió a reunir a Naolinco en una celebración que mantiene vivas sus tradiciones.