El pasado viernes dieron inicio las campañas rumbo a las elecciones del próximo dos de junio, en donde de acuerdo a datos del INE, más de 98 millones de mexicanos tendrán la oportunidad de ejercer su voto.
Desde el inicio podemos notar la diferencia entre candidatos.
En el caso de Xóchitl Gálvez, a quien le mando un saludo y le deseo éxito en este proceso electoral, inició su recorrido en Fresnillo, Zacatecas, ciudad donde de acuerdo al INEGI, la percepción de inseguridad es la más alta en el país.
La candidata presentó un paquete de cinco propuestas para mejorar la seguridad, entre estas destaca el duplicar el número de agentes de la Guardia Nacional, construir cárceles de máxima seguridad, dar becas a hijos de policías y salarios dignos a las corporaciones, así como regresar al Ejército a sus funciones tradicionales.
Otros puntos propuestos fueron el fortalecer a los gobiernos estatales con recursos y tecnología, mejorar las vías de comunicación para aprovechar la atracción de inversión extranjera y construir más infraestructura para el transporte de mercancías.
Comparando con el evento de la candidata oficial que se realizó en el Zócalo frente a Palacio Nacional, no hay duda alguna que el verdadero jefe de campaña es el presidente Andrés Manuel.
Sus propuestas versaron en continuar lo que ha hecho hasta el momento la 4T, es decir, mantener los programas sociales y las obras sin sentido, que para lo único que han servido es como dijo la candidata en su arranque de campaña: “para que continúe la corrupción”.
Sobre seguridad, la candidata del presidente no propone nada nuevo, seguramente no seguirá manteniendo con abrazos y no balazos y miles de madres con sus hijos desaparecidos.
Y no podían faltar también las propuestas imposibles y absurdas como el hecho de que no habrá gasolinazos, ni aumentos a las tarifas de la luz eléctrica y el gas, promesas incumplidas que también oímos al presidente en el 2018.
Amigas y amigos:
El principal reto de las y los candidatos en esta contienda es vencer el abstencionismo, pues si bien en 2018 se registró una participación del 63% del padrón electoral, el récord histórico lo tiene la elección de 1994 con un 77%, apostemos a vencer ese número.
Esta falta de interés de la ciudadanía en participar en la vida democrática del país es sin duda por la guerra sucia y la falta de propuestas que conecten con la población, por ello, reitero como la semana pasada lo dije, necesitamos y exigimos campañas de altura; que la sociedad entienda que en sus manos está el futuro del país.
Es momento de escuchar, analizar y cuestionar las propuestas no sólo de quienes buscan la presidencia, sino también de los que aspiran por alguna alcaldía, diputación local, pero sobre todo al que va a la senaduría y diputación federal, que es ahí donde realmente se debaten los temas de importancia para México y se fortalece la división de poderes.
