Opinión

AMLO, populismo sin crecimiento

Por Luis Pazos

El entorno mundial sin duda afectó en México, pero hubo factores internos que propiciaron un crecimiento promedio de cero en los cuatro años del gobierno de Morena.


Andrés Manuel López Obrador llegó al poder por la vía electoral, obtuvo más del 53 por ciento de la votación. En las encuestas realizadas por el gobierno sigue con un alto nivel de aceptación, pero al analizar los resultados de la economía en sus cuatro primeros años de gobierno dejan mucho que desear.

En esos cuatro años hubo factores, como el Covid, que redujeron el crecimiento de los países en casi todo el mundo, sin embargo, las políticas de cada gobierno fueron definitivas para lograr en unos países un mayor crecimiento que en otros.

El mundo, en promedio, creció del 2019 al 2022 un 2.1 por ciento; Estados Unidos en 1.9 por ciento; y México decreció en -0.4. En cuatro años del actual gobierno en promedio no hubo crecimiento, y sí un pequeño decrecimiento.

Si bien un bajo crecimiento mundial y en Estados Unidos afectaron el crecimiento de México, hubo factores internos definitivos para tener en promedio un crecimiento cero en los cuatro años del gobierno de Morena.

Hay varias causas, entre ellas, la incertidumbre en las acciones que tomará el gobierno populista en México en los 14 meses que le faltan de gobierno y la posibilidad de que el siguiente gobierno continúe por el mismo camino.

La creciente deuda externa del gobierno, el aumento del déficit presupuestal y de 6.2 millones de pobres, las crecientes pérdidas de las dos principales empresas estatales, el incremento de muertes violentas y del poder del crimen organizado en varias partes del país, son factores que les preocupan a inversionistas nacionales y extranjeros.

Cambios de proyectos con pérdidas y sin beneficios, como la ampliación del aeropuerto de Santa Lucía y el abandono de Texcoco. La construcción de una refinería en un lugar donde el director del Instituto Mexicano del Petróleo advirtió que no era ni técnica ni financieramente posible, el aumento a más del doble del costo del Tren Maya y la exclusión de la inversión privada en el sector eléctrico, como lo mostró la compra o expropiación a Iberdrola de 13 plantas para generar energía eléctrica, y consolidar el monopolio estatal eléctrico por la CFE, que pierde dinero y da más caro el kWh que varias empresas eléctricas privadas en EU que ganan dinero.

Esos hechos ponen en duda la estabilidad jurídica, la productividad y la libertad de inversión extranjera en México.