Opinión

Las máscaras del miedo

Por Lilia Reyes Spindola


Para empezar el año, vamos a desenmascarar al miedo. ¡Y ahora manos a la obra, comienza con tu trabajo de liberación, aquí en el presente y en el ahora!

Imaginémonos todos, que en este momento estamos juntos situados en un escenario, el escenario es la vida y todos somos actores, y como actores todos tenemos guiones diferentes, y cada uno de nosotros tiene su propio papel, todos vamos a ser al final héroes, pues vamos a ser capaces de dejar nuestras mascaras de miedo en un rincón del olvido.

¿Sabías que en latín la palabra “persona” significa “máscara”?, eso quiere decir que las diferentes personalidades que tomamos para vivir en sociedad son otras tantas máscaras que usamos diariamente, por ejemplo, somos una persona en la casa, otra en el trabajo y otra con los amigos. Esas máscaras nos ayudan a convivir, pero debemos recordar que somos actores,  que llevamos puestas esas máscaras con el propósito de no estar tan expuestos, ya que sentimos temor de mostrarnos, de descubrirnos tal cual somos.

Cada uno de nosotros, para vivir mejor, usamos esas máscaras y por ello, si queremos, nos las quitamos o las usamos, pero debemos hacerlo siempre con la intención de no dañar a un tercero.

En Grecia en el siglo V a. C., en la llamada “época clásica”, momento maravilloso en que existieron Pericles, el gran defensor de la democracia, Sócrates, uno de los filósofos más importantes de la antigüedad, del cual ya hablaremos, se desarrolló y llegó a su momento cumbre, el Teatro.

En esa época los jóvenes recibían clases en las escuelas pero recibían educación en el Teatro.

Los griegos sabían la diferencia entre dar conocimiento y educar, el conocimiento se dejaba para la escuela, pero para educarse se iba al teatro, porque era ahí en donde se veían las situaciones de la vida, como se viven cotidianamente.

En el teatro se podía ver la forma como se trataban las familias, la forma como un padre se comportaba con sus hijos, se aprendían a solucionar las tensiones de la relación humana y ahí se conocía la profundidad de la naturaleza humana. Los actores siempre llevaban máscaras que denotaban sentimientos o pensamientos, máscaras de maldad, de odio, de alegría. En el teatro el espectador veía que la vida es una representación y percibía la importancia del comportamiento humano, pero también se daba cuenta de que la máscara sólo representaba un papel en la obra, pero no se identificaba con el actor como persona.

Recordemos que el miedo, es una más de nuestras máscaras, y debemos tener la confianza de que podemos dejarlo a un lado si queremos, no debemos permitir que la máscara nos domine.

Recordemos que el miedo, es una más de nuestras máscaras, y debemos tener la confianza de que podemos dejarlo a un lado si queremos, no debemos permitir que la máscara nos domine.