No tengo aún la certeza de si lo que voy a compartirles a continuación puede considerarse como coincidencia, si es una señal de la vida tratando de decirme algo o ya de plano estoy salada.
Cuando creí haber dejado el asunto del ISSSTE a un lado, surgen situaciones que te llevan de nuevo a fijar la mirada en esta institución, sin más remedio que exclamar: “y sigue la mata dando”.
En anteriores colaboraciones hablamos de la filtración de datos personales realizada en el área hospitalaria del ISSSTE por parte de algunas personas de trabajo social. En esta ocasión, la filtración viene directamente de quienes tienen el manejo y administración de los datos de todos los jubilados y pensionados de esta institución federal, para ponerlos a disposición de despachos legales de la Ciudad de México, como el caso del que se ostenta bajo el nombre de “Ser legales”.
Vaya sorpresa la que me llevé a mediados de febrero cuando, al llegar a casa, encontré un sobre con datos muy precisos (nombre y dirección del destinatario) emitido por este despacho legal y con la siguiente leyenda rotulada en negritas en el sobre: Información importante para jubilados y pensionados.
El documento interior, conformado por una extensa y “peligrosa” bomba de tiempo en formato de misiva de dos hojas tamaño oficio firmadas por Siria Elizabeth Guzmán Hernández, quien además es la remitente de la carta, y el Lic. Luis Miguel Rodríguez Caballero, despertó tres emociones encontradas y una conclusión: ira, tristeza y curiosidad por indagar en el tema, del cual, a todas luces, era evidente que la información que tenían no era tan reciente.
Ira por la forma tan burda de engatusar a la gente, especialmente a los de la tercera edad; tristeza porque iba dirigida a alguien de mi familia que ya falleció, y al final, rabia, porque la gente honesta no te contacta mintiendo, menos cuando le preguntas directamente cómo consiguieron los datos personales si tú, como poseedor de estos, no se los has proporcionado.
Pero ya me adelanté demasiado, por lo que es preciso contarles que, al leer el documento, llamé al despacho legal y me pusieron en contacto con el tocayo del “Sol”, nomás que este Luis Miguel versión abogado no es bueno para cantar la verdad.
Le dije:
—Me llama mucho la atención, y ese es precisamente el motivo de mi llamada, que ustedes, en su aviso de privacidad citado en la carta que enviaron, dicen que los datos (del destinatario de la carta) fueron obtenidos a manera de estadística con fines de “ayuda social”, pero no dicen cómo los obtuvieron, porque no realizaron ninguna encuesta. Hasta donde sé, aquí en casa no han encuestado a nadie por parte de su despacho…
Luis Miguel Rodríguez: —Es correcto.
Yo: Entonces, me asusta la forma en que obtuvieron los datos personales: nombre y dirección.
LMR: Claro que sí. Le comparto. Esto se obtiene a través de transparencia, por parte del propio Instituto (ISSSTE) y, en algunas ocasiones, por parte de asociaciones de pensionados que nos comparten esta información.
Y luego, ¿por qué los abogados tienen fama de mentirosos? —no todos, claro—. Ahí estaba la primera mentira, así que dejaría que hablara para ver hasta dónde llegaría su historia.
Después de aclarar que, en el caso particular de mi remitente, no pertenece a ninguna asociación de pensionados, le cuestioné más directamente:
—Entonces, si yo le solicito al ISSSTE el listado con los datos personales de todos los pensionados (nombre y dirección de su domicilio), ¿me los va a dar?
LMR: Claro. No se maneja ningún tipo de información más que esa. Es correcto.
Este abogado cree que es muy inteligente o los demás somos muy tontos. Así que seguí insistiendo con más preguntas:
—¿Y eso es legal? ¿Que el ISSSTE esté proporcionando información que es personal?
LMR: —¿Por parte de la dependencia?
Yo: —Sí, porque usted me dice que obtuvo la información por parte de transparencia (INAI)
LMR: Sí, claro, y por parte de nosotros es una invitación abierta. Justamente, yo le agradezco la llamada…
Así se desvió por la tangente, al darse cuenta quizás de que su madeja de mentiras crecía y crecía.
Sin embargo, personal del ITAIP, a quien agradezco su tiempo y aclaración, confirma mi conclusión: Luis Miguel Rodríguez miente tajantemente en cada una de sus respuestas.
Miente porque, si bien la lista de pensionados es pública, lo único público que se puede dar es el nombre de la persona y el monto de su pensión. “Lo demás, no debería ser público”. Así que este señor del despacho “Ser legales” no es muy legal y sí miente.
Si el ISSSTE hubiese proporcionado la información a través del portal de transparencia, habría cometido una clara violación a la Ley de Protección de Datos Personales. Pero no lo hizo, y eso lo sé porque también me comuniqué con la Dirección de Transparencia de este instituto, donde corroboraron lo mismo explicado por el ITAIP.
El ISSSTE, como organismo público, tiene prohibido dar información personal, como lo es la dirección de un jubilado, a alguien más. Esa información está resguardada y no es pública.
Entonces, ¿cómo obtuvo “Ser legales” la información de todos los pensionados de Tabasco y de varios estados de la República, a los que viajan constantemente para “ayudar socialmente” a los pensionados que no saben aún que deben ser rescatados de las garras del ISSSTE con base a los argumentos de este despacho jurídico?
Todo apunta a que este instituto tiene entre los suyos a alguien que les está proporcionando toda la información, para que, a su vez, el despacho legal envíe como porte pagado las cartas a todos los pensionados a lo largo y ancho del país.
Durante la conversación telefónica con el abogado del aludido despacho, hice mención de su peculiar aviso de privacidad, mismo que es importante compartirles:
“Se informa que los datos que se contienen en el exterior del sobre son los únicos con los que se cuenta de usted, y fueron obtenidos a manera de estadística con fines de ayuda social, antes de la entrada en vigor de la Ley de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares…”
Es pertinente y lógico poner en tela de juicio la veracidad de su aviso. En primera, porque si la garantía se basa en sus palabras, la respuesta de alguien que miente no es un buen inicio.
Segundo, como ciudadano, se tiene el derecho de oponerse a que los datos personales sean divulgados. Esto se realiza a través de la solicitud de derechos ARCO, mediante una denuncia al INAI, ya que es la instancia correspondiente para ejercer acción en caso de particulares.
Un aspecto importante a destacar es la función de “buen samaritano” de este y muchos otros despachos con sede en la Ciudad de México, que ellos mismos definen bajo el término de “ayuda social”.
Pero, ¿es verdaderamente una ayuda social?
El término “ayuda social” en sentido estricto se refiere a cualquier acción, programa o servicio que busca beneficiar a personas o grupos en situación de vulnerabilidad o necesidad, generalmente sin fines de lucro o con un costo mínimo para los beneficiarios. Suele estar vinculado a iniciativas gubernamentales, organizaciones no gubernamentales (ONG) o programas de asistencia comunitaria.
Si un despacho legal en México ofrece sus servicios cobrando honorarios por la representación de jubilados o pensionados del ISSSTE para reclamar pagos incompletos, esto no puede considerarse ayuda social en el sentido estricto del término. Se trataría más bien de una oferta de servicios jurídicos especializados con un posible interés comercial, aunque pueda generar un beneficio para los afectados.
Ahora bien, suele ser “riesgoso” poner en manos de un particular información muy personal si aún no hay un contrato de servicio para que los despachos jurídicos te represente.
Entregarles copias de tu credencial de elector, credencial del ISSSTE, CURP, comprobante de domicilio, talones de pago de pensión, constancia de evolución salarial, concesión de pensión, entre otros, sin nada que te respalde es colocarte en una situación vulnerable, especialmente porque no hay nada que les prohíba a ellos pedirte dichos documentos. Esto es un acto de confianza ciega basado en la buena fe, pero ¿Qué sucede realmente con estos despachos? ¿Cómo operan?