Un modelo pedagógico obedece a un tiempo específico y de acuerdo a las necesidades propias de la industria. Esto es que, de acuerdo a lo que se requiera desarrollar en las empresas, fábricas, pueblos y estados es que se han ido modificando en diversos momentos históricos los distintos modelos pedagógicos existentes.
Sin querer llegar a impartir una sesión educativa, considero importante resaltar algunas características principales de los modelos pedagógicos en los que México y el mundo han estado inmersos desde sus inicios, así que, los principales son:
• Modelo tradicional: El profesor es el protagonista y parte de la idea que el alumno es inexperto. Su función final era formar hombres instruidos.
• Modelo existencialista: Buscaba satisfacer necesidades propias del estudiante en un ambiente dialógico y flexible. Su función final, formar hombres felices.
• Modelo conductista: La escuela buscaba medir el desarrollo del alumno en base a resultados esperados (estímulo-respuesta). Su función final era formar hombres exitosos.
• Modelo constructivista (empleado actualmente por la mayoría de los centros escolares): Busca que el alumno entienda significativamente su entorno y comprenda y aprenda de manera autónoma. Su función, formar hombres creativos.
• Modelo social: Busca involucrar al estudiante de tal manera que se comprometa con la transformación del mundo. Su función es la de formar una sociedad armónica.
Ahora bien, todo modelo pedagógico debe ir de la mano de un modelo educativo (sí, ese modelo en el que el Secretario de Educación Emilio Chuayffet ha insistido en modificar) pero, ¿en qué consiste un modelo educativo? Bien, un modelo educativo es una síntesis de las teorías y los diversos enfoques pedagógicos que existen. Le sirven al docente de guía para la elaboración de los planes de estudio y sistemizan los procesos de aprendizaje-enseñanza. En otras palabras, en una construcción teórico-formal que ajusta una realidad pedagógica a una necesidad histórica determinada. (Ortiz Ocaña, 1995 s/p).
Ante esto, confirmo mi idea que la educación en sí misma debe cumplir una función social más allá de sus aulas y que compromete a todos los actores en de un proceso educativo (padres, maestros, alumnos, instituciones educativas y políticas públicas adecuadas) en donde debemos hacer un alto en el camino y replantearnos esa función social.
¿Qué tipo de alumnos estamos preparando en nuestras aulas? ¿Qué tipo de maestros tenemos dentro de éstas? ¿Qué tipo de padres de familia tenemos hoy en día apoyando la formación de sus hijos? ¿En dónde están las políticas públicas adecuadas al contexto socio-histórico que vive nuestro país hoy en día?
No podemos esperanzarnos en una serie de reformas y creer que son la solución a todos los problemas que vive México. No podemos creer que estemos transitando por el camino correcto cuando no hay resultados favorables a lo largo del tiempo. No se puede culpar a uno solo cuando todos hemos tenido la responsabilidad de hacer las cosas bien y hemos desaprovechado esta oportunidad.
Aun así estamos a tiempo de voltear al futuro y aprender de los fracasos y empezar a ver hacia el presente (el futuro vendrá en consecuencia). La función social de la educación es formar seres humanos íntegros e integrales capaces de ser verdaderos transformadores sociales en donde los valores estén en la parte más baja de la pirámide educativa (las bases), así como en la cúspide de la misma (el fin último).
Debemos replantearnos, sí, el modelo educativo que México requiere pero para esto debemos ser capaces primero de reconocer que tanto padres, alumnos, maestros, directivos y gobiernos hemos fallado.
La reciente muerte de Héctor, estudiante tamaulipeco muerto a manos de sus compañeros de clase ante los ojos y actitudes evasivas de sus maestros/as y compañeros/as de clase, nos demuestra que estamos haciendo las cosas mal a pesar de tener la teoría en nuestras manos y sólo espero que la cobertura de medios locales, nacionales e internacionales que sobre el bullying le están dando hoy, no se pierda en el olvido de la siguiente nota sobresaliente y que su muerte no haya sido en vano.
Hoy México requiere una sociedad ávida de justicia a través de la razón y no de la violencia. México necesita hombres y mujeres dispuestos a transformar su entorno y demostrarle al mundo sus capacidades para SER.
¡Hasta la próxima!
Twitter: @Manzanares_E