Es muy difícil encontrar un análisis balanceado y objetivo de los datos de la ENIGH-2022. Hay quienes están empeñados en demeritar el rol de las políticas de esta administración, de la misma forma que hay quienes se resisten a ver las deficiencias y los límites de estas.
Leo a periodistas respetados diciendo que no hay nada que celebrar y a expertos diciendo que todo se debe al mercado laboral o que fue mentira aquello de “Primero los pobres”. Quiero ver sus reacciones cuando el CONEVAL dé a conocer las cifras sobre la evolución de la pobreza.
Estimaciones preliminares sobre la evolución de la pobreza revelan que en 2022 habríamos tenido 5 millones de pobres menos que en 2018 y que la tasa de pobreza extrema por ingresos será la más baja desde que tenemos registro. ¿Qué dirán sobre esto los críticos de siempre?
La reducción de la pobreza habrá ocurrido por una combinación de factores como el aumento del salario mínimo y la reforma al outsourcing, pero también por los programas sociales como la pensión de adultos mayores o las becas a discapacitados.
Por otro lado, tampoco es que todo se haya hecho bien. Hay dos problemas evidentes: el de la cobertura en salud (que refleja el desastre que resultó el intento del INSABI) y la baja cobertura de programas sociales en zonas donde predomina la pobreza extrema. Esto debe corregirse.
Otra crítica común es que ha disminuido la progresividad de los programas sociales. Esto es evidente dado que ahora predominan programas de carácter universal. Sin embargo, los resultados sugieren que este enfoque podría ser más eficiente para combatir la pobreza que el anterior.
PD: Quizá después puedan promoverse medidas que ayuden a una mayor autoselección (por ej., haciendo que la pensión deba solicitarse y no que se otorgue en automático como ahora).
Quizá también podrían complementarse los programas universales con algunos focalizados.
