Opinión

Perder por default

Por Artillero / Moisés Hernández Yoldi


En el deporte cuando un equipo no se presenta en la cancha para disputar un juego, se aplica la expresión “perder por default”, dicho de otra manera es perder sin jugar. Eso es lo que plantea hacer la oposición el próximo 10 de abril cuando se lleve a cabo la consulta de revocación de mandato. 

Contexto 

La revocación como figura constitucional de democracia directa, fue aprobada por el Congreso de la Unión mediante la reforma constitucional de 2019 y la Ley Federal de Revocación de Mandato de 2021. 

Fue el propio presidente López Obrador, quien impulsó la reforma para incluir en la Constitución la figura de Revocación de Mandato, con el lema “el pueblo pone y el pueblo quita”, su idea es que a la mitad del Gobierno el mandatario se someta de nuevo a las urnas.

Antecedentes históricos 

La revocación de mandato es tan antigua como la democracia misma. Hay registros de que en la Antigua Roma se usó una versión de este mecanismo para retirarle el cargo a líderes militares y civiles; aunque en estos casos, la revocación no estuvo sustentada en procesos de consulta popular.

Ejemplos y referencias internacionales  

La democracia en México es un régimen en construcción y la implementación de sus mecanismos de participación directa pueden ocasionar extrañeza. Sin embargo, la revocación de mandato o los medios para remover funcionarios electos no es algo nuevo en algunas partes del mundo. Un poco de perspectiva internacional nos ayudaría a enriquecer la discusión local.

El pasado 14 de septiembre el gobernador demócrata del estado de California, Gavin Newsom, fue sometido a revocación. Aunque salió avante al contar con el 64% de los votos, los días previos se vivieron con inquietud porque el antecedente más próximo de un proceso así tuvo como resultado la salida en 2003 del Gobernador Gray Davis y su reemplazo por el actor Arnold Schwarzenegger.

El papel de la oposición en México 

Gustavo De Hoyos Walther, expresidente de Coparmex, asegura que la consulta de revocación de mandato de Andrés Manuel López Obrador es un “revocafraude”, por lo que la organización Sí Por México, de la cual es uno de sus líderes, no la impulsará ni votará ni será parte de su celebración el 10 de abril de 2022.

Por su parte el senador Gustavo Madero, ex presidente del PAN, asegura que la revocación de mandato es una figura engañosa que será usada como el pretexto para una “campaña política” que beneficiaría al presidente López Obrador. 

Boicotear la revocación es la estrategia de la oposición, no solo la del PAN, PRI y PRD, sino también la de las organizaciones civiles que lidera, impulsa y financia Claudio X. González y un grupo de empresarios e intelectuales entre los que destacan Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, María Amparo Casals, Beatriz Pages entre otros. 

Aprobación del presidente 

Entre enero y febrero bajó el apoyo al presidente, pasó del 69 a 63 por ciento la opinión de que siga en la Presidencia hasta que termine el sexenio.

No obstante, el porcentaje que está a favor de revocarle el mandato quedó sin cambios, en 30 por ciento. Así lo revela la más reciente encuesta nacional de El Financiero. 

Participar o no participar, he ahí el dilema 

En nuestro país la discusión viene de arriba hacia abajo, pero bien podría explorarse la posibilidad de hacerla de abajo hacia arriba. 

La experiencia internacional nos da pistas sobre la solidez que tienen los mecanismos de participación directa a niveles de estados o ciudades. No creo que el debate sobre la revocación del presidente de México no deba darse, pero no debe quedarse únicamente en ese nivel.

Muchos de los problemas que enfrenta la gente son de carácter municipal o estatal. La inseguridad, las malas vialidades, la falta de agua o un transporte público de mala calidad son responsabilidad de alcaldes o gobernadores. 

La pregunta es: ¿por qué la gente tiene que aguantar un mal gobernante o un mal legislador? 

Así como se legisló para contar con la posibilidad de reelegirse, es importante crear también mecanismos formales para remover autoridades que ya no cuentan con el respaldo de la ciudadanía.

El boicot que plantea la oposición y el llamado a no participar, es un acto antidemocrático, es la negación de un instrumento de participación ciudadana directa, es claudicar ante la posibilidad de manifestar el descontento y rechazo a las políticas implementadas por el actual gobierno. 

Por ello es complicado apoyar la postura de la oposición, que critica de manera sistemática al presidente pero se niega a participar en un referéndum.

No participar es dejarle toda la cancha libre al presidente y al gobierno para fortalecer su imagen con miras a las elecciones del 2024. 

Si no se participa va a parecer que no existe la oposición y que la única verdad que existe es la del gobierno. Nuevamente la oposición habrá perdido la oportunidad de conectarse con la población.