En México existe un protocolo para despedir las banderas nacionales que ya están en desuso o dañadas por el tiempo.
Se trata de la incineración del labaro partrio, una forma de dar el último adiós de forma respetuosa y solemne a una bandera.
Dicho acro se establece en el artículo 54 (bis) de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales:
“Cuando se requiere destruir alguna réplica de la Bandera Nacional, se hará mediante la incineración, en acto respetuoso y solemne, de conformidad con las especificaciones que el reglamento correspondiente determine.”
El protocolo señala que se debe dar la orden de saludar y todos los asistentes deben rendirle honores a la bandera.
Una escolta se encarga de recibir la bandera para luego entregarla al encargado de la incineración.
Antes de proceder a la quema de la bandera, deberá ser ondeada tres veces como signo de despedida.
Posteriormente, un sexto integrante de la escolta deberá desmontar la bandera del asta y entregarla al encargado de incinerar la bandera junto con un historial sobre la bandera; el historial deberá detallar la trayectoria de la bandera.
La Bandera Nacional es incinerada con respeto en un pebetero junto con su historial, al mismo tiempo que se Lee una copia su historial por parte de un maestro de ceremonias.
Posteriormente, se entregará la nueva bandera a los encargados de escoltarla, para ello se toma protesta y juramento con la siguiente fórmula:“ Vengo, en nombre de México, a encomendar a su patriotismo, esta Bandera que simboliza su independencia, su honor, sus instituciones y la integridad de su territorio. ¿Protestan honrarla y defenderla con lealtad y constancia?” Los componentes de la organización o institución contestarán: “Sí, protesto”.
El encargado proseguirá: “Al concederles el honor de ponerla en sus manos, la Patria confía en que, como buenos y leales mexicanos, sabrán cumplir su protesta.”
Para cerrar la ceremonia se entona el Himno Nacional Mexicano y se despide la bandera para ser depositada en su nicho.