¿Sabes por qué se le llama Isla de Sacrificios?

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Por: Beatriz Olivia Pérez
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Un día como hoy, 17 de junio, pero de 1518, fue descubierta la Isla de Sacrificios por la expedición del capitán español Juan de Grijalva. Este islote frente a las costas de Veracruz fue bautizado así por los conquistadores tras observar lo que interpretaron como signos de sacrificios humanos. Sin embargo, investigaciones recientes cuestionan esa versión y apuntan a un uso muy distinto: un cementerio ceremonial para personas importantes de la época prehispánica.

“El 17 de junio de 1518 fue descubierta por la expedición del capitán Juan de Grijalva, la segunda que fue enviada por el gobernador de Cuba, Diego de Velázquez, para reconocer las riberas de la entonces apenas conocida Mesoamérica”, explicó el investigador Mario Gaspar Covarrubias, director del equipo de exploración y estudio del Camino Real Veracruz-México.

La información sobre ese hallazgo se conoce gracias a Juan Díaz, clérigo que viajó en la expedición y quien dejó testimonio en el documento Itinerario de la Armada del Rey Católico a la Isla de Yucatán en las Indias de 1518. Según su relato, los españoles observaron humo saliendo de la isla y al llegar encontraron restos humanos.

“Se dirigieron a esa isla porque encontraron señales de actividad", dijo.

¿Y por qué se le llamó Isla de Sacrificios?

Porque sobre el mar vieron una columna de humo que salía de la isla y al desembarcar encontraron lo que ellos llamaron dos casas de calicanto (mampostería)... y allí encontraron los restos de dos hombres con el pecho abierto, que ellos interpretaron como actividad de un sacrificio humano, detalló Covarrubias.

Sin embargo, el investigador cuestionó esta versión: “Hoy sabemos que en realidad la Isla de Sacrificios, llamada Chalchiuhitlapazco por los prehispánicos del siglo XVI, no estaba dedicada al sacrificio humano. El islote que sí tenía ese propósito era el de San Juan de Ulúa”.

Covarrubias indicó que el relato del clérigo Juan Díaz tenía prejuicios europeos sobre las culturas indígenas, lo cual pudo haber distorsionado la interpretación. “Escribe un religioso que trae ciertas ideas bastante prejuiciadas sobre Mesoamérica. También dice que confirmaron que fue un sacrificio humano porque un indio les dijo eso, pero lo que no cuadra es que hasta donde sabemos no tenían un traductor para poder interpretar las lenguas de la región”, señaló.

Además, aseguró que no hay evidencia arqueológica de sacrificios humanos en la isla. “Hasta donde sabemos científicamente, más allá de cualquier ideología o prejuicio personal, no se ha encontrado evidencia de que haya habido tradición de sacrificios humanos”, subrayó.

Lo que sí se ha encontrado, dijo, son indicios de un uso funerario: “Se han encontrado casi en la superficie de la arena vasijas, ofrendas, techihuites, y los arqueólogos han encontrado sepulturas”. Por ello, explicó: “Podemos interpretar que la isla, durante un periodo muy largo hasta el siglo XVI, fue utilizada como sitio de enterramiento para personas importantes... como cementerio”

Aunque no hay una fecha exacta, se estima que fue utilizada entre el año 1051 y 1519, cuando la costa de Veracruz estaba bajo la influencia de la cultura totonaca. “Estaba dedicada al dios Quetzalcoatl, el cual, como es bien conocido en la historiografía, es una de las civilizaciones más antiguas de Mesoamérica y tenía un marcado rechazo contra el sacrificio humano”, dijo.  

¿Cuándo fue cerrada al público? 

Sobre su estado actual, Covarrubias señaló: “Tengo entendido que desde 1982 se ha cerrado al público debido a los problemas que causa el turismo fuera de control”. Considera que podría reabrirse, pero con un plan de manejo ambiental. “Se podría abrir poco a poco, para que el turista vaya encontrando las condiciones apropiadas... no hay agua potable, todo hay que llevarlo de tierra firme, y además es un ecosistema bastante delicado”.

Advirtió que la isla, además, está expuesta a fenómenos naturales: “No podría estar abierta todo el año, debido a que se encuentra en la zona de paso de los huracanes y las tormentas tropicales, lo cual representa un grave riesgo”.

En cuanto a las condiciones para un turismo ordenado y con un plan de manejo ambiental, propuso: “Habría que asegurar también que los precios de las embarcaciones fueran accesibles tanto para el turista como para la población local, y que se respetaran todas las medidas de seguridad… También se necesitaría capacitar guías de turistas y hacer quizá un museo del sitio”.

Finalmente, recordó que técnicamente no es una isla: “Es un banco de coral... no es una isla. Tiene 450 metros de largo y 198 de ancho, surgió cuando fue bajando el nivel de las aguas hace unos seis mil años”. 

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