Otra vez el expenal de Allende, ubicado en la avenida del mismo nombre en el centro de la ciudad de Veracruz, sirve como guarida de indigentes o delincuentes que tienen atemorizados a los habitantes de la zona.
Personas no identificadas abrieron al menos dos boquetes en la fachada principal; uno en la parte inferior izquierda de la puerta metálica y el otro en una ventana que estaba bloqueada con madera, por donde ingresan al edificio sin que nadie les diga nada.
Vecinos de la zona han reportado que de nuevo el inmueble, que está abandonado desde hace varios años y que recientemente el Ayuntamiento entregó en comodato a la Universidad Veracruzana (UV), es el lugar en donde se concentran los ladrones.
"El domingo vine a tomar fotos para hacer el reporte y vi que salieron tres personas (...) Un adulto y dos más jóvenes saliendo de ahí del interior del expenal; vecinas refieren que cuando pasan por aquí han visto que hay gente al interior, oyen voces, oyen ruidos y ven", señaló José David Hernández, jefe de manzana y de cuartel.
El entrevistado alertó que a consecuencia de esa situación se han incrementado los robos y asaltos en los alrededores por lo que viven con el temor de ser víctimas de la delincuencia. También se meten a las viviendas para robar cable y tubería.
A un costado está el Jardín de Niños Elena Martínez Cabañas al que le han cortado dos veces el cerco eléctrico que está sobre el techo de la escuela; el último hecho ocurrió hace dos semanas. Además de que frente a sus instalaciones hacen necesidades fisiológicas.
"Esto no solo genera más gastos a la institución sino que esta angustia de que nos vayan a robar nuevamente los climas", dijo Sara Yesenia Cano, directora del preescolar quien hizo un llamado a las autoridades para actuar frente a esa problemática.
Cabe recordar que el expenal fue construido en 1908, por décadas sirvió de cárcel, luego se convirtió en locación de cine, después de refugio de delincuentes y ahora se supone tendría fines educativos.
Hasta hace unos años todavía albergaba juzgados de Primera Instancia en materia penal y dos agencias del Ministerio Público (MP), el resto estaba en el olvido.
El edificio fue una de las últimas obras que hizo Porfirio Díaz, posterior al puerto artificial de Veracruz.
Para aquella época, prácticamente estaba ubicado en la orilla de la ciudad, casi a las afueras, hasta ahí llegaba Veracruz, hacia atrás solo era médano.
Entre los presos que estuvieron en el ex penal de Allende figuran personajes como el anarquista mexicano Herón Proal; el activista agrarista Úrsulo Galván Reyes; el revolucionario veracruzano José Cardel Murrieta, entre otros.
Registros indican que originalmente tenía una capacidad para 800 presos, era un penal bastante grande para la región y fue utilizado como tal por mucho tiempo.
Pero fue en abril del 2008 cuando el actor y productor hollywoodense Mel Gibson llegó a Veracruz para elegir locaciones para uno de sus rodajes. Con este fin, visitó un antiguo cuartel militar, una penitenciaria, el Parque Nacional Cofre de Perote, el antiguo Colegio Militar de México y la Fortaleza de San Carlos.
Durante el 2009, en el sexenio del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán se informó que el penal de Allende dejaría de ser una cárcel para convertirse en las oficinas de la delegación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y también en un museo. Nunca fue así.
En junio de ese mismo año (2009), elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Federal implementaron un fuerte dispositivo de seguridad en el primer cuadro de la ciudad, para iniciar con el traslado de más de 900 reos a diferentes Centros de Readaptación Social (Ceresos) del estado.
En el sitio grabaron escenas de la cinta How I spent my summer vacations (Cómo pasé mis vacaciones de verano), tuvo que ser acondicionado para simular el desaparecido reclusorio de La Mesa, en Tijuana, Baja California.
Sin embargo, el tiempo hizo de las suyas; la falta de rehabilitación o mantenimiento fueron deteriorando aún más el edificio. Las autoridades municipales tuvieron que bloquear los accesos para evitar que delincuentes y drogadictos regresaran a habitarlo.
Cornisas desprendidas, paredes rayadas, pintura o restos de lo que fue pintura, basura, desechos, maleza, y un fétido olor es lo que hoy se percibe todavía en el lugar.
/