Corría la primavera de 1964, cuando a sus 18 años, el joven veracruzano Ricardo Alberto Vázquez Franco, emprendía la experiencia más importante de su vida, ser marinero del Buque Cañonero Guanajuato.
Don Ricardo, fue uno de los jóvenes que logró surcar los mares en esta embarcación emblema de México, que transportaba en ese entonces a los estudiantes de la Heroica Escuela Naval para realizar sus prácticas alrededor del mundo.
Él, comenzó su travesía en el buque lavando y limpiando los pisos, pero sus aptitudes y buen desempeño lo llevaron a ascender de puesto rápidamente.
"En abril de 1964 subí al barco; fui marinero de cubierta y jerga, es decir, barrer y trapear los pisos; ya después fui cartero del barco y después fui comisionado en la estación de radio, yo era el secretario del jefe de la estación de radio", explicó.
A sus 74 años de edad, aún recuerda el primer viaje realizado a bordo del Cañonero Guanajuato, se trató de un recorrido al norte de Europa que lo llevó a conocer lugares que nunca imaginó visitar.
"Es así como conocimos Miami en Florida, de ahí pasamos a las Islas Bermudas y de ahí a un puerto en Inglaterra, se llama Southampton; de ahí nos llevaron en autobuses a Londres a ver el palacio de Buckingham donde estaba la reina".
"De Inglaterra fuimos a Dinamarca y a Suecia, a las capitales y ya de ahí regresamos navegando hacía las Islas Azores donde el barco rellena combustible y se compran víveres para la tripulación", agregó.
La historia de don Ricardo a bordo del buque duro 5 años, 6 meses y en ese tiempo logró visitar más puertos, como los de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Panamá, por mencionar algunos.
Pero no solo los viajes marcaron su vida; gracias a su excelente desempeño en el Cañonero Guanajuato, don Ricardo fue elegido para representar a la Secretaría de Marina en una ceremonia junto al presidente de la República en ese sexenio, Gustavo Díaz Ordaz.
"Veníamos navegando de La Paz hacía Acapulco, llegó un telegrama que querían que un marinero representara a la Secretaría de Marina, acompañara al presidente Díaz Ordaz que se le hace después del Informe Presidencial y el comandante me designó a mi por mi educación, buena conducta y por ser bien parecido", recordó entre risas.
Otra de sus experiencias más recordadas fue durante la participación del Cañonero Guanajuato que acompañó junto con su tripulación la llama Olímpica de los juegos de 1968 en México.
"A nosotros nos tocó ir a traer el fuego olímpico a la isla de San Salvador, estando aquí en Veracruz nos comisionaron al Buque Durango y al Cañonero Guanajuato a traer el fuego olímpico".
Don Ricardo guarda algunas memorias de su experiencia en esta embarcación; recuerda constantemente sus aventuras y añora aquellos tiempos en los que la brisa del mar lo acompañaba en sus viajes.
El barco que en el que vivió una de las mejores etapas de su vida, hoy se encuentra encallado, desmantelado, sin vida, después de haber servido por años a la Secretaría de Marina.
Durante un tiempo sirvió como museo, parte de su estructura fue utilizada como restaurante, era un atractivo turístico más de Boca del Río y aunque actualmente hay un proyecto para su rehabilitación, aún se ve lejana la posibilidad de ver nuevamente al Cañonero Guanajuato altivo en las aguas de Veracruz.