Los dos terremotos gemelos que sacudieron Turquía en febrero de 2023 no solo devastaron la región próxima, sino que también desencadenaron una silenciosa reacción en cadena a casi 1000 kilómetros de distancia, según un nuevo estudio.
Los acontecimientos provocaron actividad en más de 50 volcanes de lodo y siete fallas en la cuenca del Kura, en Azerbaiyán, sin producir terremotos propios. La investigación se publica en Science.
Se sabe, recuerda la revista, que los grandes terremotos pueden desencadenar deslizamientos posteriores en fallas distantes y afectar el comportamiento de los sistemas tectónicos, hidrotermales y volcánicos a cientos de kilómetros de distancia del evento inicial.
A menudo se propone que los fluidos dentro de la corteza terrestre son un factor clave para facilitar estos movimientos.
Los fluidos pueden alterar la 'presión de poro o intersticial' -fuerza que ejerce un líquido- en las rocas circundantes o cambiar las propiedades de fricción a lo largo de las superficies de las fallas.
Sin embargo, estos procesos rara vez se han observado y los mecanismos que subyacen a esta interacción a larga distancia son poco conocidos.
En este estudio, el equipo de Zaur Bayramov, adscrito, entre otros a la Universidad de Estrasburgo, analizó los efectos de los terremotos de Kahramanmara?, de magnitud 7,8 y 7,6, que se produjeron en febrero de 2023 en el sureste de Turquía.
Utilizando un radar interferométrico de apertura sintética basado en satélites y datos geodésicos y sísmicos locales, los científicos descubrieron que las ondas sísmicas de los terremotos de Kahramanmara? provocaron la erupción y deformación de 56 volcanes de lodo y la activación asísmica simultánea de siete fallas en la cuenca oriental de Kura, rica en hidrocarburos, al oeste del mar Caspio, a más de 1000 kilómetros de distancia.
Según los autores, aunque este evento secundario no generó sus propias ondas sísmicas, el movimiento fue equivalente a un terremoto de magnitud 6,1.
La actividad simultánea de los volcanes de lodo y el deslizamiento lento y sin terremotos de las fallas sugiere una interacción entre los movimientos de las fallas y los fluidos relacionados con los volcanes de lodo y los yacimientos de hidrocarburos de la región.
Aunque los mecanismos precisos que desencadenaron estos eventos distantes siguen sin resolverse, los científicos apuntan que la energía sísmica viajera podría haber aumentado la 'presión de poros' en estos sedimentos saturados de fluidos, reduciendo la tensión de las fallas e impulsando tanto la actividad de los volcanes de lodo como la de las fallas.
"Postulamos que las ondas sísmicas provocaron un cambio en la 'presión de poro' en profundidad, lo que a su vez desencadenó deslizamientos sísmicos a lo largo de varias fallas corticales que atraviesan la cuenca y sus alrededores", escriben los autores en su artículo.
Con información de EFE / Foto: EFE