Hace un par de días sonaba insistentemente mi celular, eran amigos de Paraíso, el municipio donde se ubica la Refinería Olmeca, esa hermosa tierra que amo profundamente, que vio nacer a mi padre y donde sigo viviendo maravillosos momentos en familia. La gente estaba escandalizada porque gran parte de las aguas de su Río Seco y la Laguna de Mecoacán comenzaron a teñirse de un color rojizo y había miles de peces y ostiones muertos; la falta de planeación y transparencia en la construcción de la Refinería de Dos Bocas está empezando a hacer de las suyas.
La salud también es una permanente preocupación, hay incrementos de irritación ocular, alergias, afectaciones pulmonares, estomacales, así como dificultad al respirar por el fuerte olor que provocan los residuos de la refinería y absolutamente ninguna autoridad los recibe, escucha o les explica qué está pasando. El presidente AMLO visitó la refinería este pasado sábado para anunciar por enésima vez que comenzarán operaciones y que llegará a su capacidad máxima de 340 mil barriles diarios.
La realidad es que a sus habitantes no les importa cuantos galones produzca porque hay miles de demandas sin respuestas, como la de cientos de pescadores que esperaron en las afueras de la mega obra para exponerle el cambio de color de las aguas, los peces muertos y la caída de casi 30% en sus ingresos desde que inició esa obra; pero una vez más la cerrazón y falta de empatía fueron la constante, nadie los escuchó.
Como diputada pero principalmente como paraiseña adoptiva, he pedido a la Secretaría para el Desarrollo Energético de Tabasco nos informe qué están haciendo para determinar las causas de este fenómeno, además que nos digan cuáles son las medidas para mitigar los daños ocasionados por la falta de implementación de los planes de mitigación dela contaminación que ocasionó su construcción, y eventualmente su operación, y finalmente, cuáles serán las sanciones a los responsables.
Otro tema del que pocos hablan son las pruebas de operaciones en las 18 plantas de Dos Bocas, no olvidemos que, aunque dicen que ya está refinando en realidad siguen en etapa de pruebas. Este periodo es sumamente delicado, dada su cercanía con centros urbanos, educativos y hospitalarios. Los derrames en el agua son sólo una evidencia de que algo está fallando, pero imaginemos si llegara a suscitarse una fuga de gas o incluso una explosión, eso podría arrasar con todo Paraíso; esto último me lo comentó un jubilado de PEMEX con 36 años de experiencia.
Presumieron en este evento que se construyó en un tiempo récord, evidentemente a costa de nuestros impuestos, pues dice Octavio Romero que costó 16 mil 816 millones de dólares, es decir, más del doble de lo que anunciaron al inicio de su construcción. Pero el costo es mucho más, recientemente la petrolera incluyó en sus reportes ante la bolsa de valores de Nueva York sobre inyecciones de recursos adicionales por 2,122 millones de dólares. Y créanme, aquí no va a acabar, Dos Bocas ha traído una fuga imparable de dinero para PEMEX, problemas y desgracia para los habitantes de Paraíso, Tabasco y prácticamente ningún beneficio para México.
Sin duda, la política energética será el mayor desafío para Claudia Sheinbaim si desea mantener el equilibrio de las finanzas públicas y preservar un futuro sostenible para todos, uno que la 4T de Andrés Manuel nos quiere quitar.
@PerezSoraya