Opinión

Destruyen lo que sirve y construyen fracasos

Por Soraya Pérez Munguía

Hace unos años, nos comparábamos con las mejores economías del mundo


Como dice Xóchitl Gálvez: un gobierno debe tener la capacidad de cambiar lo que se está haciendo mal, así como también de continuar y mejorar lo que se está haciendo bien. Yo podría estar a favor de reinventar el ánimo político de los ciudadanos en cada elección, incluso se vale la creatividad para hacer las cosas de manera diferente; pero cuando todas y cada una de las decisiones tomadas en Palacio nacional apuntan a la destrucción, estancamiento y debilitamiento de nuestras instituciones, es una llamada de alerta para que los ciudadanos demos vuelta al timón y recuperemos juntos el rumbo de nuestro país.

Destruyeron organizaciones sumamente relevantes como el Instituto del Emprendedor, el Consejo de Evaluación para la Educación, los fondos para el impulso turístico, los recursos para infraestructura carretera, los apoyos de financiamiento a las MIPYMES, y por supuesto, dejaron en la inanición presupuestal a la mayoría de los órganos autónomos, quienes ahora peligran por la amenaza de que los desaparecerán definitivamente en este último periodo legislativo.

Y en esa larga lista de malas decisiones, la situación es aún más crítica cuando se refiere a lo más valioso de un ser humano: su salud. Desaparecieron el seguro popular, crearon otra institución que nunca funcionó, ya van por el segundo intento con el IMSS Bienestar y la nueva ocurrencia: "la mega farmacia".

Hace un par de días publicaron el Índice de Progreso Social internacional, y justamente México aparece con un desempeño crítico y de los peores en el mundo en materia de salud, especialmente en mortandad de personas entre 15 y 50 años, así como acceso de calidad a los servicios de salud. En consecuencia, los mexicanos están muriendo: de acuerdo con datos de la propia Secretaría de Salud, de 2020 a la semana 37 de 2023 han muerto 820,012 personas más de lo esperado (exceso de muertes) estimando que más de 230 mil fue por negligencia y más de 300 mil por falta de medicinas.

Por eso es inaudito que gasten 2 mil millones de pesos en una tienda departamental que inauguraron hace casi un mes como farmacia, para que surta la ridícula cantidad de 67 de 12 mil solicitudes. Y eso que aún no se ha considerado la tremenda distorsión de precios que provocará su modo de operación, así como los costos asociados a la transportación y logística lo que seguramente terminará en mayores crisis de desabasto y una espiral infinita de gastos en subsidios. ¡Qué forma de tirar el dinero!

Los resultados del índice de progreso social que he mencionado muestran que estamos mal en todo, de los peores lugares en necesidades básicas; infraestructura de agua potable y saneamiento; seguridad de los ciudadanos; educación; protección del medio ambiente y especies protegidas; y evidentemente, en salud.

Hace unos años, nos comparábamos con las mejores economías del mundo, y ahora estamos a la par de países tercermundistas como República Dominicana, Guyana, Surinam o Macedonia.

Aquí se camina para atrás como los cangrejos, con trenes que no avanzan, refinerías que no refinan, aeropuertos sin vuelos, y ahora, farmacias que no surten medicamentos. Los ciudadanos con mucho esfuerzo pagamos impuestos que este gobierno mal utiliza descaradamente. ¡Los mexicanos nos merecemos más! ¡Imaginemos un México Xingón!

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