Opinión

Vivamos el tren de nuestra vida plenamente

Por Ramón de la Peña


Hace tiempo, les comentaba que el desarrollo profesional es como moverse en un sistema de trenes. Al terminar los estudios se baja uno de un tren que se llama mi escuela, con un diploma en la mano y, claro, la pregunta que uno se hace es: ¿Ahora a qué otro tren me subo? Desde luego, yo les recomiendo que escojan el tren que más les guste y que vaya en la dirección que ustedes quieran. Destacaba que el desarrollo profesional implica pasar del cabús a la máquina, pasando por los vagones de tercera, segunda y primera, o bien ser capaces de crear un tren- una empresa.

Destacaba que para poder avanzar era necesario: 1. Hacer muy bien lo que nos pongan a hacer, y hacer algo más 2. Enriquecer continuamente nuestro boleto a través del estudio, de la lectura, de aprender de los demás, especialmente de los que saben, fortaleciendo nuestros hábitos de comportamiento, cuidando nuestra salud física y espiritual, sin olvidar fortalecer el gusto por lo que uno hace.

Pero, papá, me decía una de mis hijas, la vida es algo más de lo que tú mencionas; de hecho hace poco leí un mensaje que me enviaron por Internet que destaca que nuestra vida, efectivamente, es moverse dentro de un tren, pero que está lleno de embarques y desembarques, de pequeños y grandes accidentes que ocurren en nuestro viaje dentro del tren de nuestra vida, lleno de sorpresas agradables y algunas desagradables. De hecho, dice el mensaje, cuando nacemos, encontramos dos personas que nos pueden entrenar, motivar y dirigir en nuestro viaje en el tren. Lamentablemente, nuestros padres se bajarán del tren en una estación para ya no subir de nuevo. Así, quedaremos huérfanos de su protección, guía y cariño. Pero nosotros debemos continuar nuestro camino; conoceremos otras personas, otros regalos que la vida nos da: amigos, colaboradores, profesores, nuestra pareja, nuestros hijos y nietos. Muchos de ellos sólo nos acompañarán por un corto trecho; otros, los más cercanos, estarán siempre a nuestro lado compartiendo alegrías y tristezas.

Pero no se te olvide, me asegura mi hija, que tu tren está autorizado sólo para realizar el viaje de ida, así que debes viajar lo mejor posible, intentando mantener una buena relación con los que te rodean; pero sobre todo siendo un elemento clave en la vida de los demás. Sin olvidar que nuestra vida es finita y por lo tanto también debe de ser parte de nuestra planeación establecer y llevar a cabo lo necesario para querer llegar a ser una adulto mayor en plenitud

Efectivamente, el futuro lo podemos crear con nuestros sueños y deseos, pero sobre todo haciendo que esos sueños y deseos se aterricen en acciones concretas. Y más que nada, no se olvide, como dice la sabiduría popular, que fuiste niño, joven y adulto y que tarde que temprano serás una persona mayor. "Porque el que olvida su niñez será un adulto sin alegría";

Por eso la obligación de todo padre es hacer de la niñez de sus hijos, algo que nunca olvidarán, por lo importante que fue para él o para ella. "Porque aquel que olvida su juventud, será un anciano sin sus recuerdos"; y nunca olvide que aquel que pierde su alegría y pierde sus recuerdos, "será un pobre hombre envuelto entre las tinieblas de lo que fue su vida".

No se les olvide que el arte de viajar en el tren de la vida implica tener siempre algo qué hacer, alguien con quien compartir la vida, y sobre todo un sueño, una razón por la cual vivir.