Conforme transcurran los próximos días, iremos teniendo una película más completa de las consecuencias que tendrá para el país la elección del domingo pasado.
Vale la pena por ahora, extraer algunas lecciones preliminares.
La primera es que la participación electoral en México sigue siendo baja, y en algunos casos muy baja. Mientras que la candidata de Morena sacó, junto con sus partidos satélite, esos ejemplos de delincuencia organizada, que son el Partido Verde y el PT, sacó 35 millones de votos, hubo otros 65 millones que no lo hicieron, porque prefirieron otras opciones o de plano no salieron a votar, y esto, sin incluir los otros 30 millones de personas que no tienen derecho a voto, porque son todavía menores de edad o no estaban en el padrón.
El caso es que, lo que eligieron 35 millones, tendrá consecuencias sobre los otros 95 millones, y esto es claramente una anomalía.
La segunda es que esta no fue una competencia ideológica, ni de proyectos, ni de ideas para el país, fue una contienda en donde pesaron básicamente tres factores.
1. El dinero que reciben 28 millones de personas a través de los distintos programas sociales, los cuales, por cierto, salen de los impuestos que pagan los contribuyentes.
2. Los aumentos al salario mínimo que ha habido estos años, los cuales, por cierto, pagan las empresas y los empleadores.
3. La explotación del rencor social que existe en toda comunidad y en todo país. Buenos contra malos, los de arriba contra los de abajo, y así sucesivamente, para producir un efecto de polarización y de cono de unos contra otros.
En suma, el dinerito en el bolsillo fue el principal combustible.
La tercera es que una boda es un evento y un matrimonio es un logro, es decir, una cosa es la campaña y la elección, y otras gobernar para solucionar los graves problemas por los que por los que atraviesa el país, y a juzgar por su complejidad, lo más probable es que no veremos soluciones rápidas, y ni siquiera en todo el próximo sexenio, porque estas no dependen de los votos, sino de la eficacia, la capacidad, la buena selección y las buenas políticas públicas.
Si miramos el gobierno de López Obrador a través de los hechos reales y de los datos duros, la única conclusión posible es que fue profundamente incompetente y profundamente corrupto, o sea, México no es mejor ahora que hace seis años en casi cualquier indicador.
Y esta es la cuarta lección, la próxima presidenta recibirá, en primer lugar, un país con 189 mil homicidios dolosos hasta ahora, 800 mil personas muertas en pandemia, 47 millones de mexicanos en pobreza, 51 millones sin acceso a los servicios de salud, 25 millones de mexicanos en carencia educativa, un tercio del país controlado por el crimen y la delincuencia organizada, un bajo crecimiento económico menor al 1% anual, un país en la cola de los índices internacionales de corrupción, de Estado de derecho y de crimen organizado, y una compañía petrolera, Pemex, quebrada con 107 mil 500 millones de dólares de deuda, entre otras cosas.
Bueno, esta es la fotografía del México real por el que muchos votaron, México seguirá siendo un país muy desigual, injusto, violento, y con estados cada vez más distanciados unos de otros, si eso es lo que querían, pues eso tendrán.