Opinión

Nuevo gobierno

Por Otto Granados

El saldo de la administración estatal del gobernador Orozco es inobjetablemente buena.


La próxima semana Aguascalientes vivirá como desde hace varias décadas, una transición gubernamental en condiciones de razonable estabilidad sin conflicto postelectoral y sin grandes problemas que sean estrictamente del contexto estatal, desde luego los próximos años no serán miel sobre hojuelas: la economía mexicana va mal, la descomposición en materia de seguridad es clara y creciente, la polarización ha alcanzado niveles nunca vistos, la tensión política nacional es más que evidente y en suma vivimos tiempos muy complicados e inciertos, pero como le pasa a todo nuevo gobierno, el punto de partida es clave, es decir, cómo avanzar a partir de lo que se está recibiendo y en este aspecto el saldo de la administración estatal del gobernador Orozco es inobjetablemente buena y la forma en que la ciudadanía evaluará al siguiente gobierno, será con los resultados que demuestren que cuando le toque, estará entregando las cosas mejor o mucho mejor de cómo las recibió, esa y no otra es la única métrica que vale; como puede ver cualquier observador atento, el oficio de gobernar exige desde luego, dar resultados concretos, corregibles y medibles, pero a la vez demanda alejarse de la frivolidad y la ligereza que parecen haberse vuelto abundantes en estos tiempos en México y en otras partes del mundo. La realidad es que los ciudadanos y las familias quieren respuestas, satisfacción de sus necesidades más apremiantes, progresar en sus vidas y las de sus hijos y eso solo se logra cuando hay resultados que pueden ver, sentir, tocar y disfrutar, y a mi juicio, el gobierno de Orozco Sandoval, estuvo basado en tres grandes apartados.

Uno tiene que ver, con impulsar un nuevo modelo de desarrollo para llevar el estado a una nueva frontera; el segundo se concentró en la educación de calidad, mediante innovaciones del modelo dual, la transición digital de las escuelas o la ampliación de áreas en el conocimiento en la educación superior que son estratégicas como en el mundo de hoy o la inteligencia artificial, la aeronáutica, la agrotecnología y otras más que permitan a los jóvenes Aguascalentenses, tener trayectorias profesionales mucho más competitivas y satisfactorias.

El tercero tiene que ver con la mayor complejidad, diversificación y productividad de la economía del estado a fin de aprovechar su enorme potencial y equiparlo con nuevas fortalezas.

La armonización de estos tres ejes, quizás ya explique que Aguascalientes es hoy un estado en muy buenas condiciones relativas.

Tercer lugar del país en el índice del progreso social, sexto en el de competitividad, segundo en salud, 21 indicadores educativos muy por encima de la media nacional, primero en calidad medioambiental y un crecimiento económico razonable, pero para que el estado siga por buen camino la próxima gobernadora deberá tener muy presente que el oficio de gobernar con eficacia y con profesionalismo, depende de tener una visión estratégica a largo plazo, capacidad ejecutiva y una férrea voluntad política, es decir, se trata de identificar en qué dirección soplan los vientos del desarrollo local, como se van a insertar en el mundo que se está configurando a partir de ciudadanías más exigentes o de las nuevas tecnologías que han modificado la manera en que interactúa la sociedad con sus autoridades, entre otras cosas; el segundo pilar es tener capacidad ejecutiva, los buenos gobiernos deben ejecutar, son rápidos, comprenden los resultados, las cosas concretas y los bienes públicos específicos que le servirán a los ciudadanos, en la forma de una educación de gran calidad o mediante un crecimiento económico innovador, productivo y competitivo.

El tercer componente es la voluntad política, dicen que la política es el arte de lo posible, no es así, la política es el arte de hacer posible lo necesario, en otras palabras, los gobernantes deben de saber que el nombre de juego, consiste en alcanzar resultados concretos, la historia enseña si se tiene claro la posición de entenderla, que la política es un oficio duro y descarnado, retador y estimulante y todo a la vez, tiene sus reglas y por ese camino, poco a poco se va a aprendiendo que el poder es temporal y que solo tiene sentido real y trascendente, si es para mejorar la vida de la gente, ese debe ser el objetivo central.