Opinión

¿Quiénes son los enemigos?

Por Juan José Rodríguez Prats

Porque la discordia inicia como siempre en el lenguaje.


México pierde con un presidente débil, el nuestro se ha encargado de minimizarse. Tal como se pronosticaba, este año será el de la contienda (o el del pleito, dada la tremenda carga de irascibilidad). Nunca un Presidente había sido tan atacado en forma tan persistente y agresiva, pero también, nunca un titular del Ejecutivo federal había ofendido, calumniado y humillado a tantos mexicanos. Parafraseando a Enrique González Pedrero, estamos en una “sociedad de fuego cruzado”.

Analistas políticos hablan de un Presidente con mucho poder y muchas facultades para, individualmente, tomar las decisiones más trascendentes para nuestra nación. Difiero radicalmente. No alcanzan mis pesquisas en nuestra historia para detectar a un funcionario tan importante de nuestro sistema político y al mismo tiempo tan débil, ineficaz y frágil como Andrés Manuel López Obrador. Lo sustento en los siguientes hechos.

1. Nada le sale bien. No hay resultados exitosos en ninguna de las diferentes áreas de la administración pública. Ni él mismo tiene una idea clara de qué hacer, manifestándose una brecha de incomunicación con sus colaboradores. Es un gobierno desarticulado.

2. Se ha equivocado al identificar a sus adversarios. Sus opositores no somos conservadores, clase media, intelectuales, empresarios, medios y un largo etcétera ni deseamos que fracase. Sus enemigos son los delincuentes, sobre todo los que forman parte de su gobierno, en quienes recaen graves señalamientos y que permanecen impunes. Yasmín Esquivel plagiando una tesis profesional, Delfina Gómez robando a los trabajadores del ayuntamiento de Texcoco, Marcelo Ebrard por la construcción defectuosa de la línea 12, Claudia Sheinbaum por el negligente mantenimiento del Metro, Ignacio Ovalle por el escandaloso fraude en Segalmex, por sólo mencionar a los más conspicuos.

3. Le escuché decir a don Jesús Reyes Heroles, “poder que no se comparte se parte”. López Obrador carece de aliados y está ganando la fama de no ser confiable. Presume de apoyo del “pueblo bueno”, que, como bien comprueba la historia, es veleidoso y artificial. Si se reducen los apoyos económicos, esa fervorosa adhesión se diluirá.

4. La cacareada y mal aplicada política de austeridad ha deteriorado a la burocracia en detrimento de los servicios elementales que merecen los mexicanos.

5. La reducción de recursos en los tres órdenes de gobierno por la situación económica está ocasionando estallidos sociales que cada vez se tornan más agresivos y frecuentes.

6. Prácticamente se ha carecido de una política exterior congruente. No aprovechar la gran oportunidad que nos ofrece la situación actual, sobre todo en lo referente a la energía, será uno de los más graves errores de este gobierno.

7. El discurso presidencial está agotado y carece de un buen apuntalamiento doctrinario. Cada vez es más evidente que se está revirtiendo lo que en un principio dio resultados en las mañaneras.

8. Morena se está desfondando aceleradamente ante el desempeño presidencial, la falta de democracia interna en el partido y la pobreza ideológica de sus dirigentes. La pésima defensa de la 4T y los cada vez más frecuentes señalamientos de una operación política deficiente están provocando un menor apoyo ciudadano.

9. El Presidente ha trastocado las prioridades que exigen su cargo al estar concentrado en su sucesión, descuidando las diferentes tareas de la buena gobernanza.

10. El tiempo es implacable. A 10 meses del destape del candidato y con un proceso iniciado con mucha anticipación, el campo de maniobra es cada vez más escaso y reducido.

La lista es enunciativa en aras de aportar, de buena fe, mis opiniones. Es hora de la política, de mejorar la convivencia, de fortalecer las instituciones, de la solidaridad. Todo eso obliga a un replanteamiento del trabajo y de las funciones del Presidente de México. Ojalá así se entienda.