Opinión

La ciudadanía ganó y ganó mucho

Por Ignacio Ruelas Olvera

Será la ciudadanía la que el día domingo 2 de junio decida cuál es el rumbo de México


El domingo pasado tuvimos el primer debate presidencial en lo que es el proceso electoral 2023-2024, concurrente en el que están en disputa 20 mil 738 cargos de elección popular, habrán de instalarse 170 mil 898 casillas con una ciudadanía en primera instancia sorteada, de poco más de 15 millones, para tener un millón y medio de autoridades electorales en las casillas que se dispondrán a lo largo y ancho del país.

Esto nos llama mucho la atención porque el debate realmente no fue debate, fue un formato muy estreñido, en el cual los debatientes no tenían la posibilidad de acudir a la acción argumentativa. Pero esto ya es una tradición en México, los debates se han convertido en un reality show, en lo que además, los debatientes hacen el honor al origen de la palabra que quiere decir “golpe hacia abajo”, es hasta el Siglo XXIV cuando la palabra debate adquiere la idea de discusión, y más tarde en el Siglo XX, el siglo democrático por excelencia, el debate se convirtió en una acción argumentativa para buscar la simpatía electoral. 

No, no hubo realmente una presentación adecuada del Proyecto de Nación o de los programas que cada una y uno de los postulantes pudiera presentar a la nación.

Nos dimos cuenta de mil cosas. Nos dimos cuenta de depósitos en el extranjero, nos dimos cuenta de problemas con el cártel inmobiliario, de esto no sabemos cuáles son las verdades y cuáles son las mentiras, el ciudadano se queda con muchas dudas a partir de este primer debate. 

A pesar de todo, habrá que decir que el formato no fue, o la producción para decirlo con propiedad, la producción no fue la adecuada, no se dejó de escuchar las voces que estaban en la producción, las cámaras fueron muy indiscretas por tomar hacia la espalda a los candidatos, la iluminación también dejó que desear, los cronómetros no fueron lo adecuado para que los debatientes tuvieran la temporalidad con la que se iban a desempeñar. 

Después las tres postulaciones se quejaron de que la bolsa no fue bien empleada. Después el INE habló de que habían aprobado ese formato, es decir, esa manera de ir adecuando el debate nos dejó quizá peor que antes del debate.

Pero de lo que sí estoy consciente es que los únicos que ganamos por el debate fuimos los ciudadanos de a pie, los ciudadanos del campo y de la calle, porque pudimos ahí tener información para tomar la determinación, una determinación que insisto, será tomada con discreción, no en secreto, sino con discreción para poder transformar la boleta en voto, el domingo 2 de junio.

Es importante señalar que el elector encuestado no pierde la voluntad ante el encuestador ni tampoco se confiesa con el encuestador, el encuestado está ya muy dañado de todas las mentiras que se ponen alrededor del mundo mediático sobre los resultados de las encuestas.

Será la ciudadanía la que el día domingo 2 de junio decida cuál es el rumbo de México en los próximos seis años. Hará una evaluación, una auditoría ciudadana para saber qué le quedaron a deber o qué le cumplieron quienes están pidiendo la continuidad y qué le están ofertando cómo, dónde, cuándo, con qué, quienes están jugando desde las esquinas de las oposiciones de manera que no todo está perdido. La ciudadanía ganó y ganó mucho.