Opinión

Que manden las urnas

Por Ignacio Ruelas Olvera

El pretender decir que el 2 de junio está decidido es totalmente falso


Esta semana nos vimos en un ambiente convulso por la publicación de una encuesta intempestiva en el diario Reforma. 

Una encuesta a decir de su propio contenido, era para entrevistar mil personas del cuerpo electoral, según ellos a credencial para votar con fotografía exhibida, solo que nadie dio fe de que se entrevistaron a mil gentes y exhibieran su credencial. 

La muestra fue débil, pero el 47% dijo que no la contestaba, es decir, la muestra se redujo a 530, y de esos 530, la mitad dijo que no tenía decidida su intención de voto. La muestra se redujo a un cuarto, a 275, y con 275 crearon una imagen ilocucionaria de propaganda y publicidad de orden electoral, pero además, acompañada por un levantamiento que le da una altísima aceptación al jefe del Ejecutivo Federal, desde esta perspectiva de la probabilidad y de la estadística en la demoscopia.

Creo que hemos abusado de estas ciencias fácticas para crear elementos de propaganda electoral en el sentido ideológico y publicidad en el sentido de los productos electorales. 

Esto no está decidido, apenas van tres semanas de campañas, falta todavía un gran trecho por recorrer, no es cierto que las que las encuestas sean predictor electoral, no es cierto que las encuestas tengan una varita mágica, hasta este momento no hay capacidad de precognición en las ciencias abstractas, no lo hay. 

El pretender decir que el 2 de junio está decidido, o como dicen, quienes se sienten triunfadores: “este arroz ya está cocido”, es totalmente falso. No sabemos cómo va a actuar el cuerpo electoral, en qué circunstancias va a actuar, en qué ánimo, en qué pulsiones se mostrarán ante las urnas.

Los valores del voto son universal, personal, intransferible, libre, secreto, respetemos esta condición. Hagamos que se respeten los valores del voto, pero sobre todo intentemos una y otra y otra vez que la decisión sea una decisión autónoma y libre, que no tenga presiones ideológicas, que no tenga presiones psicológicas y emocionales acerca de que “este arroz ya está cocido”.

Si las urnas mandan como lo hicieron en 2018 nadie tendrá ningún problema, pero dejemos que esto sea una decisión del cuerpo electoral. 

Le hacemos un gran daño al procedimiento electoral, que por cierto, ha estado bastante violado en el sentido de la no propaganda gubernamental, de toda índole como lo ordena el Artículo 41 y el 134 y las leyes que de la Constitución derivan.

Hemos agotado al cuerpo electoral. El cuerpo electoral ya no quiere responder este tipo de preguntas que son incisivas y manipuladas, son imperativas. 

Están diseñadas bajo una gramática en la cual el ciudadano contesta lo que quiere el encuestador que le digan, como esta que les he comentado, una muestra de mil consultados que se volvió un cuarto, 275 fueron los entrevistados que realmente contestaron de manera adecuada, 275 encuestados no representan 98 millones de mexicanas y mexicanos que aún tenemos la esperanza de que la democracia sea el modo más honesto de encontrar una convocatoria a una vida compartida deseable.

No precipitemos las cosas, dejemos que la ciudadanía tenga libertad de autonomía, y las y  los ciudadanos defendamos una y otra y otra vez que nos permitan tener libertad y tener autonomía.

Las urnas tienen un mandato y ese mandato será hasta que nuestros vecinos en las casillas decidan quienes van a ser los triunfadores en el cómputo y el escrutinio de los votos. 

Hagámoslo por el bien de México, hagámoslo por el bien de la nación, hagámoslo porque nuestra democracia siga siendo el factor más importante de la transición del poder de una manera civilizada.

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