Rodrigo Isidro Ricárdez, un joven de 20 años dedicado a la ganadería y estudiante de la Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia, fue asesinado a balazos el pasado viernes cuando regresaba a su casa, en la colonia José María Pino Suárez, municipio de Centro, Tabasco. Su familia acusa a elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de perseguirlo, cerrarle el paso y disparar en repetidas ocasiones contra su vehículo tras haber pasado por un retén.
El ataque ocurrió alrededor de las 7:30 de la noche, en la calle Gerónimo Palacios, entre 2 de Febrero y Castaño. Aunque inicialmente se manejó la versión de que la muerte era consecuencia de un choque, al revisar el cuerpo se confirmó que Rodrigo murió por impactos de bala.
“Lo iba siguiendo la policía, lo acribillaron antes de entrar a la colonia. Le pegaron tres tiros, uno en el cuello, otro en el corazón y otro en la mano izquierda. Necesito que se investigue este lamentable hecho”, declaró entre lágrimas su padre, Lucio Isidro Álvarez, quien reiteró que su hijo ya administraba su propio ganado y tenía planes de dedicarse de lleno a la actividad pecuaria.
“Me quitaron mi brazo derecho, me mataron en vida, pero voy a seguir luchando. No exijo venganza, exijo justicia. Que no quede impune porque el mismo sistema que debía cuidarlo le quitó la vida”, insistió.
Hasta el momento, la familia solicita una investigación exhaustiva y transparencia en el proceso, mientras autoridades no han emitido una postura pública sobre el caso.
El homicidio de Rodrigo ha generado comparaciones con el llamado caso Brando, ocurrido en Lerdo de Tejada, Veracruz, en enero de 2024. En aquel incidente, Brando de Jesús Arellano Cruz, de 27 años, fue asesinado a tiros por policías municipales que le dispararon mientras lo seguían en su auto. Su muerte desató protestas masivas y derivó en una sentencia de 40 años de prisión contra el entonces comandante municipal, mientras otros tres policías continúan en proceso.
mb
