Los deportes mentales son un concepto relativamente nuevo, pero que ya nos acompañaba desde hace muchos años en nuestra sociedad. No dejan de ser esos juegos de habilidad que miden a un jugador contra otro en una competición y que premian la habilidad intelectual por delante del ejercicio físico. Aunque están lejos de la popularidad que se asocia con disciplinas como el fútbol o el baloncesto, cada vez están más de moda entre la población.
Algunos de los motivos que explican ese crecimiento son el gran número de beneficios que comportan. La mayoría de ellos son una práctica transversal, que se pueden llevar a cabo en varias franjas de edad y estratos sociales, y que pueden servir de ayuda a nivel de salud. Por ejemplo, está demostrado que hacen aumentar la capacidad de análisis, mejoran la memoria, potencian la capacidad de atención y sirven para evitar la aparición de enfermedades neurodegenerativas, entre otras ventajas.
En 2005 nació la Asociación Internacional de Deportes Mentales, cuya tarea más importante es la de potenciar estas disciplinas. De momento, está integrada por las federaciones internacionales de bridge, poker, damas, ajedrez, mahjong y go. A pesar de ello, son muchas más las prácticas consideradas como deportes mentales, como es el caso de los rompecabezas, los sudokus o el cubo de Rubik.
Es de especial mención el hecho de que estos deportes mentales, que necesitan de la interacción con otros jugadores, hayan migrado al campo virtual a través de varias plataformas. Son muchas las aplicaciones que permiten compartir una partida de ajedrez conectándose con usuarios de todo el mundo o los portales que presentan las diferentes reglas de poker a los aficionados primerizos para que se vayan familiarizando con la actividad.
Además, tal es la acogida de este tipo de disciplinas en el mundo virtual, que se pueden encontrar academias en modalidad online para que todo aquel usuario que se quiera adentrar en uno de esos deportes cuente con todas las facilidades posibles. Hay muchos contenidos pensados para enseñar los aspectos y las tácticas de estos juegos, y estos se adaptan a las diferentes necesidades y niveles de los jugadores.
Otro punto que es de especial mención y que explica parte de esa popularidad es el hecho de contar con transmisiones en vivo y en directo de algunas partidas. Estas se pueden encontrar en plataformas como YouTube o Twitch, con comentarios de profesionales que analizan aquello que está sucediendo con un lenguaje entendible para todo el mundo. El hecho de contar con plataformas de difusión para el gran público solo hace que aumentar el interés entre la población. Y es que, si algo no se emite, difícilmente tenga repercusión mediática.
Cabe mencionar que, en los últimos años, los deportes mentales han ido ganando importancia en los medios de comunicación y las redes sociales. Eso se debe a figuras importantes y conocidas en sus disciplinas como el ajedrecista Magnus Carlsen o al jugador profesional de poker Ramón Colillas. Cada deporte debe tener sus ídolos y eso es beneficioso por el hecho de aumentar el interés y la competitividad.
Otro de los pasos importantes a nivel mediático es que alguna de estas disciplinas que integran los deportes mentales ha sido reconocida por el Comité Olímpico Internacional como deporte y no se ha descartado incluirla en un futuro en los Juegos Olímpicos, algo que sería un salto definitivo a la fama. La que está más cerca de conseguirlo es el ajedrez que, aunque no será deporte olímpico en París 2024, podría llegar a ser uno de los invitados para Los Ángeles 2026.
Y finalmente, pero no menos importante, se debe mencionar el impacto que han generado contenidos audiovisuales relacionados con estos deportes. Ejemplo de ello es la emisión de la serie de Netflix sobre el ajedrez, Gambito de dama, que tuvo una repercusión como la que en su día tuvo el conocido film sobre poker, Casino Royale, o el título Mahjong sobre el juego chino. Estos contenidos suponen, según los expertos, un crecimiento en el número de participantes.
