Ucranianos resisten intensos ataques de drones rusos tras el rechazado llamado a la tregua

Imagen Ucranianos resisten intensos ataques de drones rusos tras el rechazado llamado a la tregua

Ucrania sigue resistiendo ante los ataques diarios de Rusia tras rechazar el Kremlin la propuesta de prorrogar el alto el fuego contra objetivos civiles tras la breve pausa por la Pascua y tras haber intensificado los bombardeos con drones suicidas para destruir las infraestructuras y minar la moral de los ucranianos.

En Járkov (este) y Odesa (sur), dos de las ciudades más grandes de Ucrania, los residentes han soportado días de repetidos ataques de vehículos aéreos no tripulados y han visto marcadas sus vidas por una mezcla de miedo y desafío.

Ciudades bajo ataque

"Es puro terror", dijo a EFE Viktoria Poslushna, farmacéutica de 44 años de Járkov, al señalar que decenas de drones suicidas atacan la ciudad todos los días.

El martes, un enjambre de drones atacó Járkov a plena luz del día y rompieron el patrón de ataques nocturnos, mataron a una persona e hirieron a diez.

Poslushna se acurrucó con su hijo en el pasillo de su casa, prometiéndole que los drones que volaban justo por encima de su hogar no los matarían ese día.

"El miedo me entumeció las manos y los pies", recuerda. "El sonido, el temor a una explosión inminente me estaban volviendo loca. Ojalá todas las familias rusas pudieran sentir este miedo insoportable por sus hijos, sus seres queridos", afirmó.

Cientos de kilómetros al sur, en Odesa, los residentes se enfrentaron a ataques igualmente intensos las dos últimas noches.

Fuertes sollozos fue lo que escuchó Daria Kuzmenko, psicóloga de 32 años, después de que un edificio próximo a su casa, situado cerca de una fábrica, fuera alcanzado por múltiples drones en la noche del lunes al martes.

Kuzmenko no sintió miedo, ya que acude con frecuencia a los lugares de los atentados, en el marco de la fundación 'Food for Life', para ofrecer comidas gratuitas a los trabajadores de emergencias y a los residentes conmocionados.

Tras la primera explosión, su instinto le dictó salir corriendo de una pequeña habitación donde estaba escondida para ayudar a los demás.

"Los vecinos, muchos de ellos ancianos, estaban en el pasillo, lejos de las ventanas. Una niña lloraba, asustada y conmocionada, al ver el impacto contra el edificio", relató.

Tras consolar a los que la rodeaban, Kuzmenko no pudo evitar preguntarse, mientras permanecía despierta esa noche, si pronto se produciría otro ataque.

La evolución de las tácticas rusas

Según Oleksandr Kovalenko, analista militar de Odesa, la escalada de los ataques rusos contra la población civil revela su total indiferencia por los esfuerzos de paz.

"Se trata de un esfuerzo calculado para aterrorizar a los ucranianos y aplastar su voluntad de resistencia", declaró a EFE. "Rusia no tiene intención de detenerse", sentenció.

Kovalenko señaló que Rusia lanzó 1.346 drones en lo que va de abril, menos que el récord de 4.196 lanzados el mes pasado.

Sin embargo, los ataques se han vuelto más destructivos debido a la evolución de las tácticas.

Las fuerzas rusas despliegan ahora drones en grupos que vuelan a gran altura para eludir las defensas aéreas ucranianas y luego se lanzan en picado hacia los objetivos en rápida sucesión, dejando poco tiempo para reaccionar.

Como resultado, el porcentaje de drones que las defensas aéreas no logran interceptar ha aumentado recientemente hasta el 11 %, frente al 3-4 % de hace un mes.

Aunque todavía no es crítica, esta tendencia, combinada con el aumento de la carga explosiva de cada dron, aumenta el peligro y exige reforzar las defensas aéreas locales, advirtió Kovalenko.

Resistencia en medio de la destrucción

La campaña rusa para doblegar los ánimos ucranianos no ha logrado hasta ahora su objetivo.

En Járkov, Viktoria Poslushna observó que, aunque el ánimo de la ciudad cambia con la intensidad de los ataques, la vida sigue.

"La gente sigue trabajando, encontrando momentos de alegría", afirmó. "La ciudad está viva", añadió.

Daria Kuzmenko compartió una perspectiva similar desde Odesa.

"Al principio de la invasión estábamos muy asustados", admitió, "pero después de tres años, nos hemos adaptado".

Describió cómo, tras un día para recomponerse, los residentes reanudaron sus rutinas: trabajar, reír y visitar el mar en esta ciudad costera.

Lejos de sembrar la desesperación, los ataques de Rusia sólo alimentan la rebeldía, cree Kuzmenko.

"El edificio en llamas y carbonizado que vi cerca de mi casa quedará grabado en mi memoria como la verdadera cara de Rusia, de estos zombis que están destruyendo mi país y destrozando la vida de la gente", declaró a EFE.

Sostiene que esta experiencia no ha hecho más que amargar a muchos lugareños, alimentando su odio.

"Muchos de los que antes dudaban o eran pacíficos ahora están dispuestos a luchar por su ciudad", afirmó Kuzmenko.

Con información y foto de EFE/ITG

Editor: Inés Tabal
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