Los incendios forestales en Estados Unidos han aumentado rápidamente, tanto en California, donde se incendiaron mansiones con vistas multimillonarias al Océano Pacífico, como en las remotas montañas de Nuevo México, que han sido carbonizadas por un incendio que no para a más de un mes.
Estos siniestros tienen elementos en común, como lo son la sequía por el cambio climático, la cual ha causado que la vegetación esté extraordinariamente seca y sea combustible ideal para las llamas, que han sido impulsadas por el viento.
Brian Fennessey, jefe de la autoridad de Bomberos del Condado de Orange, dijo que incluso los incendios pequeños que alguna vez se pudieron contener fácilmente son amenazas extremas para la vida y la propiedad debido al cambio climático.
En lo que va del año se han quemado cinco mil 180 kilómetros cuadrados en Estados Unidos, la mayor cantidad en este momento desde 2018.
Las predicciones que hay para Occidente para el resto de la primavera no son un buen augurio, pues la sequía y el clima más cálido provocados por el cambio climático empeoran el peligro de incendios forestales.
Dave Bales, comandante del incendio de Nuevo México, que es el incendio más grande del mundo, dijo que “todos sabemos que es muy temprano para nuestra temporada de incendios y todos estamos asombrados por lo que ya hemos experimentado… hasta este punto”.
Los bomberos han señalado que no había mucho que pudieran hacer en los últimos días para detener las llamas que ardían rápidamente en los bosques secos en la cordillera Sangre de Cristo.
El incendio de Nuevo México ha arrasado en su mayoría áreas rurales que incluyen una mezcla de ranchos dispersos, pueblos hispanos históricos que datan de siglos atrás y cabañas de verano de mucho valor.
Algunas de las familias de ganaderos y agricultores, que han llamado hogar a la zona durante generaciones, han hablado extensamente sobre lo sagrado del paisaje, mientras que otros han estado desconsolados para expresar lo que han perdido.
Fuente:Reforma/Foto:Twitter/JAC