Luego del nombramiento de Zaira Fabiola del Toro Olivares como nueva titular del Instituto Veracruzano de las Mujeres (IVM), colectivos y activistas feministas urgieron la creación de una agenda integral para atender la violencia de género en sus distintas modalidades, especialmente la que ocurre en el hogar, en comunidades y al interior de instituciones públicas.
Adriana Fuentes, vocera de la organización Equifonía, subrayó la necesidad de incluir temas prioritarios como el embarazo infantil y adolescente, la violencia feminicida y la violencia comunitaria. “Tras la pandemia se ha incrementado la violencia sexual contra niñas y adolescentes, muchas de ellas resultan embarazadas producto de estas agresiones. Urge atender esta realidad con políticas públicas efectivas”, sostuvo.
La organización también llamó a fortalecer al IVM con un presupuesto suficiente, que garantice infraestructura, personal e insumos para ejecutar su plan de trabajo. “Exigimos medidas inmediatas para enfrentar problemáticas como la violencia sexual, la muerte materna, la pobreza, y las desigualdades que vulneran a las mujeres veracruzanas”, señalaron.
A casi una década de la implementación de las Alertas de Violencia de Género, las activistas consideran que las políticas públicas deben ir más allá de estos mecanismos y traducirse en planes con enfoque interseccional y basados en evidencia, que permitan evaluar avances y desafíos.
Por su parte, Mónica Mendoza Madrigal, presidenta del Capítulo Veracruz de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad en Todo, instó a la nueva titular del IVM a presentar un plan claro ante las consejeras. Detalló tres vertientes clave:
1. Atención integral a las violencias, incluyendo el acoso y hostigamiento sexual y laboral dentro de la administración pública.
2. Reducción de desigualdades en salud, educación, empleo y acceso a tecnología.
3. Creación de un sistema estatal de cuidados, que libere a las mujeres de la sobrecarga y permita el ejercicio pleno de sus derechos, incluyendo el cuidado de su salud mental.
“El reconocimiento de las desigualdades estructurales es clave para entender por qué las mujeres siguen siendo más vulnerables a las violencias”, concluyeron.