A los 17 años de edad cuando estudiaba Construcción Naval Mecánica, Orbil Sandiel llegó a hacer su servicio social al Heroico Cuerpo de Bomberos de Veracruz, sin imaginarse que combatir el fuego sería su destino.
A lo largo de casi 30 años, divididos en dos etapas de trabajo, el hoy segundo comandante de la institución, ha prestado su servicios entre tragedias y satisfacciones personales y profesionales.
En entrevista narra uno de los hechos que atendió y que más lo han marcado: un incendio en el centro de la ciudad que cobró la vida de dos menores de edad que desafortunadamente no pudo rescatar.
"Ver padecer a dos pequeños en un incendio en una casa habitación, en Juárez entre Independenciay 5 de Mayo, había unas personas viviendo, se prendió y los pequeños quedaron atrapados, me fue imposible llegar a tiempo porque las divisiones eran de madera, el cuarto era de madera, aparte estaban cocinando con leña, te gana el factor tiempo.
Estaban escondidos adentro de un ropero, ahí quedaron, ahí padecieron abrazaditos los dos pequeños, entonces es algo que te conmueve (...) Es algo que me movió, hay personas que fallecen calcinadas, muchas cosas que ves y no quieres mencionar por el dolor de la familia".
Así como ha habido hechos que lamentar también ha tenido satisfacciones: "Vas a un servicio y con que la persona te agradezca, híjole, te mueve, porque le estás dando valor a esa experiencia que vives, porque es salvaguardar la vida de las personas".
Es un trabajo sin horario rígido, aunque acude todos los días de las 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche, en caso de requerirse debe estar disponible para prestar su apoyo a los compañeros cuando no se dan a basto.
En el transcurso de estas casi tres décadas también le ha tocado ver decesos de quienes han formado parte de su equipo.
"Me tocó el del oficial Mario Trujillo en el basurero estábamos, ya teníamos varios días de estar atendiendo, tardamos 15 días atendiendo, a él le vino un infarto y ahí quedó; accidentados también he visto al oficial Gamboa, a un bombero, conforme ha pasado hay que cuidarnos más".
Pese a las adversidades, su proyecto de vida es mantenerse trabajando en el Cuerpo de Bomberos, porque a sus 51 años de edad se siente con la capacidad suficiente para enfrentar las llamas y los estragos de la labor.
"Hasta que me dé permiso Dios esperamos seguir adelante, aquí la condición la adquirimos todos los días, se hace ejercicio, academia, prácticas y ahí vamos, igual enseñándole a la gente nueva, hay mucha gente nueva que está ingresando y más que eso, enseñarles que esto es amor a la camiseta".
Pidió a la población en general cuidarse y a los automovilistas dar paso a los camiones de emergencias cuando escuchen la sirena, no bloquear o intentar ganarles, porque el tiempo es muy valioso y de él pueden depender vidas humanas.