La derechohabiente Ana María Contreras, paciente del IMSS en Veracruz, denunció públicamente una serie de negligencias médicas y condiciones inhumanas en el hospital del IMSS donde ha sido internada hasta en cinco ocasiones, sin recibir la atención adecuada ni las condiciones mínimas de salubridad.
“Me internaron y me sacaron por el calor, porque no había ventilación, no se podían abrir las ventanas y el quirófano estaba en condiciones insalubres: chorreaba agua, la limpieza la hacía una sola persona mientras intentaban operarme”, relató Contreras, quien aseguró que su segunda cirugía fue para corregir un tornillo mal colocado en una primera intervención fallida.
A pesar de tratarse de una operación urgente, denunció que fue pospuesta durante meses debido a la falta de camas, de quirófanos y de insumos básicos. “La primera cirugía debió ser en noviembre, pero me estuvieron dando largas hasta abril y junio. Me internaban y me sacaban porque no había lo necesario”, explicó.
La paciente también denunció que los baños del hospital están sucios, que no hay batas para los pacientes y que los medicamentos controlados no están disponibles. En su caso, dijo que le entregaban recetas que no se podían surtir, obligándola a dar vueltas interminables: “Te dan la receta y te dicen ‘no hay’, y en la siguiente consulta ya ni te dan nada”, dijo.
Ana María relató que el calor dentro del hospital es insufrible y que hace un año se ordenó retirar todos los ventiladores. “Eso me tocó a mí, y ahora la situación es peor. No hay ventilación, no hay clima, no hay condiciones para recuperarse. Y si hablas, te maltratan”, afirmó.
Contreras también denunció el maltrato de parte del personal médico y de laboratorio, señalando por nombre a trabajadores que, según ella, abusan de los pacientes y actúan con prepotencia. “Yo misma acabo de reportar a dos personas del laboratorio. Vengo a hacerme estudios y te tratan con desprecio. Si no levantamos la voz, esto no va a cambiar”, advirtió.
Ana María exigió que las autoridades del IMSS tomen cartas en el asunto y que se garantice una atención digna, humana y con condiciones mínimas de higiene y equipamiento. Su testimonio se suma a las recientes denuncias de trabajadores del hospital que han sido amenazados por sus líderes sindicales para evitar que se manifiesten.
“Soy testigo de lo que vivimos todos los días. No hay insumos, no hay humanidad. Y eso no es culpa de los pacientes. Es el resultado de un sistema de salud abandonado y corrupto”, sentenció.
