Por Susana Tejeda
Actividad única en el país, que se ha convertido en un oficio de tradición en el puerto de Veracruz, son los sacamonedas del malecón; es todo un espectáculo ver a los nadadores zambullirse en el agua para sacar las monedas que los turistas arrojan al mar, convirtiéndose en un atractivo turístico, desde la forma en que se avientan, hasta la facilidad que tienen para ubicar la caída de la moneda.
En entrevista para los micrófonos de la XEU, Jonathan Gómez Vázquez, de 35 años de edad, nos cuenta que a la edad de 8 años, bajo la invitación de un amigo, llegó a ver como se tiraban al mar, de inmediato le agarró gusto y comenzó a lanzarse también, al principio no fue fácil, pero con el tiempo la práctica lo volvió ágil.
Comenta que aunque actualmente el único beneficio es la moneda que avientan y con la que se queda, hay ocasiones en que recibe propina, en días flojos solo son cuatro los que realizan la actividad y llegan a ganar un promedio de entre 150 y 180 pesos diarios, cuando es fin de semana, son más los que se juntan para sacar monedas, incluyendo niños que van desde los 11 años de edad; cuando se trata de vacaciones, se llegan a juntar hasta 40 sujetos sacando monedas y aunque no aumenta significativamente el ingreso, por la cantidad de dinero que se llegan a juntar, continúa en la labor, ya que afirma es un trabajo honrado que le permite ganarse la vida.
La invitación se le hace al turista para pedir que avienten la moneda al mar, el truco para poder visualizar su caída y alcanzarla consiste en la forma en en que la tiran al mar, si la moneda la avientan de filo llega más rápido al fondo, si la tiran girando va dando de vueltas y por lo tanto va cayendo lentamente, sin embargo, ellos ya están experimentados en esta práctica, así que al ser aventada de cualquiera de las dos formas la pueden alcanzar, auxiliándose de un visor en caso de ser necesario.
Aunque el futuro del saca monedas es incierto, su labor se vuelve importante, ya que no nada mas sacan monedas, sino que también están al pendiente de turistas que por tomarse la foto del recuerdo, no dimensionan la orilla y pueden caer al mar sin saber nadar, por lo que ha llegado a convertirse en salvavidas de personas de todas las edades, lo que le genera una gran satisfacción de vida.
En el caso de Jonathan, la labor de sacamonedas se complementa con la albañilería, sin embargo, su amor por la natación es lo que lo lleva a continuar en este noble oficio, razón por la cual su familia se alegra y lo felicita, sin dejar de dar las recomendaciones para su cuidado, por los riesgos que puedan ocurrir al lanzarse al mar, como es golpearse con las piedras, en temporada en que salen medusas, al tocarlas se le irrite la piel y le deja ronchas, lo mismo sucede con un pez en especial al que le llaman globo, que al tener contacto se vuelve un dolor insoportable que no le desea a nadie.
A los principiantes Jonathan les recomienda apreciar el oficio desde los expertos y ya nadadores de esa zona del mar, porque aunque se les antoje aventarse debido al calor que nos agobia, que lo hagan con cuidado porque fácilmente se pueden espinar con los erizos, ser tocados por las medusas o bien golpearse con las piedras.