Hambre, violencia y represión: Ana huyó de Cuba y llegó a Veracruz

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Por: Joel Cruz
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Hace cuatro semanas Ana Hernández llegó a Veracruz proveniente de Cuba buscando una mejor calidad de vida para ella y para su familia; como muchos otros huyendo del hambre, la violencia, la falta de libertades y la represión que hay por parte del gobierno.

Junto con su esposo, su hijo de escasos cuatro años, sus suegros y su cuñado, pudo salir de la isla y viajar a Nicaragua; de ahí hacia Guatemala hasta cruzar a México y arribar al puerto de Veracruz en donde se ha establecido provisionalmente.

Con la tranquilidad que le ha generado tener un sustento para alimentarse pero con la incertidumbre que le ocasiona pensar en el futuro, narra la difícil situación por la que atraviesan los cubanos y la falsa imagen que pretende proyectar al exterior el régimen comunista.

"En Cuba no se puede estar porque todo está muy caro, la comida no aparece, no puedes hacer un negocio porque enseguida el Estado se mete y quiere ganar más de lo que tú inviertes", dice mientras se aprieta las manos.

El gobierno "no quiere que el pueblo prospere,  quiere ver al pueblo como está ahora, pasando hambre, necesidad, no hay jabón, no hay pasta dental, no hay detergente para lavar, no hay jabón, los niños no tienen pañales".

A los habitantes les cortan la electricidad a cualquier hora del día, la gasolina se tiene que pagar en dólares americanos cuando el ciudadano común gana en pesos cubanos, algo que resulta incongruente.

Una libra de arroz, la cual alcanza para una sola comida, les cuesta 200 pesos; la carne llega a costar 600 pesos; una botella de aceite de 800 mililitros 1 mil 200 pesos.

A quienes buscan comercializar algún producto o artículo se les impone una multa de hasta 12 mil pesos, en los espacios públicos hay inspectores que supervisan a las personas.

Si algún ciudadano se atreve a decir que no está de acuerdo con el gobierno o expresa públicamente una opinión contraria al mismo "lo meten preso o no se sabe lo que pueda pasar, hasta los desaparecen".

Por lo tanto, "en Cuba no hay libertad de expresión, no puedes manifestarte ni expresar lo que tú sientes porque enseguida te llevan preso, automáticamente hay una patrulla ahí si medio dices algo y te llevan detenido".

La necesidad ha obligado a las personas a salir a robar, se han registrado homicidios  y un alza en la violencia por lo que para ellos mismos es peligroso andar en la calle, sostiene.

"Cuando uno sale de Cuba se da cuenta que la vida no es como te dicen ahí adentro, que te pintan que en otros países es lo más malo del mundo y cuando tú sales te percatas que no es así".

Otra mentira, agrega, que se ha encargado de difundir el autoritarismo es que la isla tiene un excelente sistema de salud, pues en los hospitales no hay insumos ni medicinas, aunque haya algunos buenos médicos.

Recordó el caso de seis médicos que fueron  culpados y sancionados después de querer salvarle la vida a un paciente que lamentablemente falleció porque no había material de curación.

A través de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) obtuvo un permiso de refugiada tras narrar los motivos por los que huyó de Cuba.

Ahora ayuda en un comercio en la zona de mercados de la ciudad de donde obtiene un salario que le alcanza para comprar la comida y pagar la renta de una casa. Sus parientes también están aportando recursos para sostenerse.

El objetivo inicial era arribar a Estados Unidos, sin embargo, "en caso de que no llegase a salir la cita ya nos quedamos aquí, felices y contentos porque aquí me va súper bien en el trabajo, me siento bien, estas personas me han acogido bien como familia".

 

 

 

 

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